Capítulo 24

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~2 DE MAYO~


-¿Qué pasó al final?

-¡Pues que el maldito quiere la custodia de Noah! –Gritó Sofía haciendo que varios compañeros nos miraran curiosos.

-Pero el juez no lo permitiría...

-¡Pues claro que no! ¿Cómo va a darle la custodia de un niño al que ni siquiera ha visto? –Me encogí de hombros rezando interiormente para que eso no pasara. El padre biológico de Noah había aparecido de la nada exigiendo tener su custodia como si de verdad creyera que algo así pasaría. ¿No había querido hacerse cargo de él durante y después del embarazo y quería hacerlo ahora? ¿Por qué?

-Por eso lo digo, Sof. ¿Te quedarás con él?

-Eso tengo pensado, pero el estúpido de mi hermano quiere hacerse cargo de él también.

-¿Por qué?

-¡No lo sé!

-¿Y por qué no lo dejas?

-¡Pues porque no! –Volvió a gritar poniéndose de pie de un salto. –Mira, Olivia, será mejor que me vaya a por unas copias. Después seguimos hablando.

Se dio la vuelta para perderse en el fondo del pasillo. Amelia no estaba en su mesa, por lo que le dejé una nota para que siguiera trabajando ella sola en el expediente en lo que yo me encargaba de algo. Cosa que ese algo tenía nombre y apellido.

Caminé hacia el despacho de Dylan abriendo la puerta sin tocar pensando que estaría solo, pero no, frente a él había un hombre de unos treinta y pocos años que me miraba igual que confundido que mi novio.

-L-lo siento. –Me di la vuelta con la intención de irme, pero la voz de Dylan hizo que me detuviera.

-Aprovechando que estás aquí. ¿Por qué no nos traes unos cafés? –Asentí saliendo rápidamente sintiendo mis mejillas rojas a más no poder. ¿Por qué diablos tuve que haber entrado sin tocar?

Suspirando, preparé los cafés al llegar a la sala de descanso. A la taza de Dylan le añadí el aroma de vainilla que él mismo se había encargado de dejar junto a la cafetera eléctrica mientras que a la otra taza simplemente le echaba el café sin saber cómo se lo bebía su invitado. Por si acaso, llevaré sobres de azúcar junto a la taza.

-Aquí tienen... –Murmuré tras haber tocado antes de abrir la puerta para no volver a ser descortés.

-Gracias. –Dijo amablemente el hombre en cuanto cogió su tasa. Le entregué la otra a Dylan y con un escueto con permiso, me dispuse a salir de allí rápidamente.

-Señorita, espere. –Dejé de caminar girándome hacia él sorprendida. –Me gustaría presentarme. Soy Alain Merk, y sustituiré al señor Hoffman mientras se encuentre fuera del país. –Estreché su mano presentándome cortésmente a pesar de que no pude evitar fruncir el ceño.

-¿Cómo que sustituto? –A pesar de que esa pregunta iba dirigida para el tal Alain, mi mirada no se había apartado de la de Dylan.

-Sí, ya sabe. El señor Hoffman se irá por un mes a Europa y yo me ocuparé de su puesto. –Abrí la boca sin una pizca de disimulo ante eso. ¡¿Qué se iba a dónde?! ¿Por qué le sorprende tanto?

-No, esto yo... Tengo cosas que hacer. Fue un gusto conocerle, señor Merk. –Ni siquiera esperé a que me respondiera, salí del despacho oyendo la voz de Dylan llamarme de fondo. ¿Cómo que iba a irse durante un mes completo? ¿Cuándo? Y lo que era peor, ¡¿por qué no me había dicho nada?!

¿Me adoptas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora