Capítulo 13

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~10 DE FEBRERO~


-¿Terminaste con tu parte del expediente?

-No, enseguida acabo. –Asentí abriendo el correo electrónico de mi ordenador. Teníamos que acabarlo para hoy. –¿Puedo hacerte una pregunta?

-Claro, dime. –Respondí mirando a Amelia, la chica que estaba sustituyendo a Sofía mientras que ésta seguía de baja por maternidad.

-¿El jefe y tú tienen algo? –Abrí los ojos como platos.

-¿Qué?

-No quiero meterme en tu vida, porque cada uno hace lo que quiera con ella, claro, pero he visto que...

-Somos amigos. –Dije frunciendo el ceño. ¿Y a ella que le importaba?

-Oh, he visto que tiene una hija...

-Sí, se llama Elyssa. –Sonreí al pensar en mi bebita.

-¿Y tú como... –La puerta del despacho de Dylan se abrió como si supiera que hablábamos de él para caminar hacia nuestra dirección.

-¿Podemos hablar un momento?

-Claro, Dyl... Digo, señor Hoffman. –Corregí en cuanto se dirigió a mí.

-Sabes que tú puedes llamarme por mi nombre, Livvy.

-Me gustan las formalidades entre jefes y empleados, señor. –Sonreí atrevidamente haciéndolo reír.

-Bien, ve a mi despacho ahora. –Asentí levantándome de mi silla. –¿Y usted como va, señorita Torres?

-Bien, ya estoy acabando. –Amelia le sonrió pícaramente a Dylan haciéndome fruncir el ceño. ¿Pero qué le pasaba a esta chica?

-¿Qué pasa? –Preguntó Dylan una vez que habíamos entrado a su despacho y yo me había sentado de mala manera en una de las sillas que había frente a su mesa.

-Nada. ¿De qué quieres hablar?

-No digas nada cuando te pasa algo, Livvy. –Se apoyó en el escritorio frente a mí.

-Es en serio, Dylan. No me pasa nada. –Negó con la cabeza haciéndome resoplar. –Es Amelia. No me cae muy bien.

-¿Por qué?

-Es una entrometida. ¿Sabes lo que me dijo? ¡Que si estábamos juntos!

-¿Y tú qué le dijiste? –Preguntó divertido.

-Que éramos amigos, Dyl. ¿Qué le voy a decir? –Se inclinó hasta mis labios para besarlos.

-Te ves graciosa enojada. –Rodé los ojos levantándome de la silla.

-Voy a volver a mi puesto.

-No, espera. Tenía que decirte que Anna viajará el domingo a su pueblo. –Asentí sin entenderlo. –Puedes quedarte esa semana en casa.

-Sabes que estando Anna o no, no me quedaré, Dylan. Hemos hablado muchas veces de esto.

-Tenía que intentarlo... –Se encogió de hombros antes de que saliera del despacho para volver a mi mesa.

-¿Qué te dijo?

-¿Perdón? –Pregunté mirándola anonadada. –No tengo porqué decirte lo que estuvimos hablando.

¿Me adoptas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora