Capítulo 61

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~10 DE AGOSTO~


-¿Olivia?

-Sí, soy yo. ¿Quién habla? –Pregunté al no tener el número de la persona que llamaba registrado en la agenda.

-¡Soy Neide! Me dijiste que podía llamarte cuando quisiera...

-¡Ah, sí! Hola... –Murmuré algo sorprendida mirando a Elyssa que se encontraba con su padre y hermano en la piscina. Todavía no le habíamos dicho que tenía una tía... Sinceramente, había dejado aparcado bien lejos esos pensamientos sobre mi familia biológica.

-¡Hola! –Dijo alegremente del otro lado Neide sacándome de mis pensamientos. –Esta tarde no tengo nada que hacer y... Se me ocurrió que puedo ir a visitarte... ¿Puedo ir?

-Claro que puedes venir, Neide. Ya te había dicho que las puertas de mi casa siempre estarían abiertas para ti...

-¡Genial! Entonces voy para allá ahora mismo.

-De acuerdo, pero tengo que pedirte una cosa antes...

-¿Qué?

-No le digas nada a mis hijos de que eres... Bueno, ya sabes...

-¿Te refieres a que no les hable de papá y mamá?

-Sí... Aún no les he dicho nada de eso...

-Está bien, no te preocupes. ¡Seré una tumba! –Rió ante su pequeña broma. –¡Nos vemos ahora!

-Gracias... –La llamada finalizó tras despedirnos y enseguida volví a mirar hacia la piscina donde todos habían estado ajenos a mi conversación telefónica.

¿Estaba nerviosa de que Neide viniera? Sí, claro que lo estaba. Una no se relacionaba con su hermana biológica todos los días con la que ni siquiera tenía una pista de su existencia.

Suspirando, me acerqué al borde de la piscina haciéndole señas a Dylan para que él también lo hiciera y no tener que chillarle desde la distancia.

-¿Qué pasa?

-Neide va a venir... –Murmuré por lo bajo mientras que Alex chapoteaba en el agua desde los brazos de Dylan. –Y aún no hemos hablado con Elyssa para contárselo...

-¿Quieres decírselo ahora?

-No sabría cómo hacerlo...

-¡¿De qué habláis?! –Preguntó de repente la susodicha nadando hacia nosotros.

Como me había dicho el doctor de urgencias, esta mañana, después de dos semanas, habíamos llevado a Elyssa al pediatra para que le revisara sus deditos lastimados. Por suerte, el esguince no había sido grave y ya solamente debía mantener los dedos juntos durante unos días más y empezar a moverlos poco a poco en vez de llevar la venda

-De nada, pipita. Son cosas entre mamá y yo.

-¡Jo, eso no vale! –Se quejó dándose la vuelta para alejarse de nosotros nadando con sus manguitos.

-Creo que se lo diré cuando Neide esté presente. –Asintió pensativo antes de sonreír de lado como si una idea descabellada le hubiera surgido en la cabeza. –¿Qué?

¿Me adoptas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora