Capítulo 40

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~18 DE MARZO~


-Juro que como me caiga te vas a arrepentir...

-Que no te vas a caer, Livvy. –Dijo cuando abrió la puerta del coche para ayudarme a bajar.

-¿Dónde estamos?

-Si te lo digo, ya no sería una sorpresa. –A lo lejos, oí el sonido de las olas del mar haciéndome sonreír.

-¿Estamos en una playa? ¿Es eso?

-Deja de hacer preguntas, Livvy. –El sonido de una puerta abriéndose llamó mi atención antes de que los pasos de Dylan regresaran hacia mí. –Vamos. –Agarró mi mano guiándome hacia lo que supuse que sería el interior de una casa o una habitación.

-En serio, Dylan. Estoy empezando a agobiarme...

-Ya estamos llegando, Olivia. Sólo falta abrir esta puerta y bajar las escaleras... –Diferencié el sonido de una puerta corredera antes de que volviera a darme la mano para guiarme nuevamente.

-¿Puedes decirme al menos qué hora es?

-Las siete y media. Ya está.

-¿Por qué él suelo está... –La venda que había llevado todo el camino en los ojos desapareció haciéndome volver de nuevo al mundo de la luz. Parpadeé unas cuantas veces antes de mirar lo que teníamos en frente con una sonrisa de oreja a oreja.

-Creí que este era el mejor sitio para...

-¡Me encanta! –Grité abrazándolo por el cuello.

Dylan y yo hacíamos hoy tres años de noviazgo y como todo buen novio, había decidido darme una sorpresa. Sorpresa que no había esperado que me trajera a la casa de la playa.

-Solo que tendríamos que regresar de madrugada... Sabes que mañana hay que trabajar...

-Lo sé. ¿Qué tenías planeado?

-Recapitular todo lo que vivimos aquella noche...

-¿Y te acuerdas de todo? –Pregunté haciéndome la olvidadiza provocando que la sonrisa que había en su cara se esfumara.

-Sí... ¿Tú no?

-¡Claro que me acuerdo, bobo! –Reí ante su suspiro de alivio. –Nunca podré olvidar ese día, Dylan. –Le sonreí dejando un cálido beso en sus labios.

-En ese entonces, ve a prepararte. Quiero que a las nueve estés aquí

-¿Vas a cocinar tú?

-Pues claro. ¿Ves a alguien más por aquí? –Negué con la cabeza. –Pues venga, te estaré esperando en el salón. –Me guiñó un ojo antes de que entrara a la casa para subir a la segunda planta por las escaleras en forma de caracol. ¿Con que ropa se suponía que debía prepararme? No habíamos traído nada de equipaje...

Pero esa pregunta se había resuelto por sí sola cuando me di cuenta que del armario de la habitación principal, colgaba un vestido largo de seda ligera blanco impoluto y con escote pronunciado en forma de V. Vaya... Era hermoso...

Con una sonrisa en los labios, fui a dúchame para secarme el pelo con el secador antes de pasarme la plancha para que quedara liso. Me maquillé los ojos ligeramente y puse brillo en mis labios.

Cuando me miré al espejo más que lista, descolgué el vestido para ponérmelo con cuidado de no arrugarlo o mancharlo con el maquillaje. Me quedaba como anillo al dedo.

¿Me adoptas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora