-Hola.
-Dios, que susto.
-Al menos esta vez sí que avisé. –Dijo Dylan quitándome el vaso de las manos para beber él.
-¡Oye! –Se sentó en una de las butacas para dejar el vaso sobre la mesa. –Ese es mi vaso, Dyl.
-Me encanta cuando me llamas "Dyl". –Sonrió haciéndome sonrojar al instante. Me senté a su lado para coger mi vaso de leche. ¿A qué venía eso?
-¿Qué haces despierto a esta hora?
-¿No te lo imaginas? Beberme tú leche. –Volvió a quitarme el vaso para darle un buen sorbo sin darse cuenta de que su frase podía sonar mal para algunos
-¡Dylan! Deberías coger un vaso para ti.
-Pero si ya tengo el tuyo para que quiero otro. –Sonrió seductoramente haciendo que rodara los ojos.
-Está bien. Compartiremos el vaso.
-También podemos compartir algo más...
-Dylan. –Negó con la cabeza riendo mientras que me pasaba el vaso. –Mira que te gusta moles... –De repente, las pequeñas luces que habían salteadas por la cocina se apagaron dejándonos a oscuras. –¡¿Qué pasa?!
-Creo que se fue la luz. –Oí un ruido cercano a mí y enseguida me tensé.
-¿Dylan?
-Fui yo, tranquila. –Suspiré un poco más aliviada a pesar de que los nervios aún estaban en mi cuerpo. Una tenue luz de una vela se encendió dejándome ver a Dylan. –Creo que es mejor que vayamos a dormir.
-Sí... –Murmuré levantándome con cuidado. Me puse a su lado para ver bien el camino y no tropezar con nada hasta subir las escaleras y detenernos frente a su habitación.
-Ten la vela para que veas...
-N-no... Yo...
-¿Qué pasa? ¿No te gusta la oscuridad? –Agaché la cabeza sin saber que decir. –Livvy...
-Sinceramente, me aterra...
-Ven aquí. –Me acercó hacia él para abrazarme dejándome sorprendida. –¿Por qué no me lo dijiste antes?
-Yo...
-Te quedarás conmigo. –Me arrastró dentro de su habitación dejando la vela sobre una de las mesitas de noche y se despojó de su camiseta dejándola sobre la silla. –Suelo dormir sin pantalones también, pero por respeto a ti no lo haré.
-Gracias. –Murmuré metiéndome en la cama. –Y gracias por dejarme dormir aquí.
-De nada y no tienes porqué darlas. Cuando era pequeño tampoco me gustaba la oscuridad. Siempre que se iba la luz, le decía a mi madre que se quedara conmigo.
-Gracias.
-Deja de darlas, Livvy. Menos mal que mañana es sábado y no trabajamos...
-Sí. –Me giré hacia la derecha para mirarlo. –¿Sabes? Nunca imaginé que un día fuéramos a dormir en la misma cama.
-Yo sí que lo imaginaba...
-¡Dylan! –Me incorporé un poco para golpear su brazo. –Eres un pervertido.
-Y tú una... –Me miró alzando las cejas. –No sé ni cómo llamarte...
-Eso es porque no tienes que llamarme de ninguna manera. Buenas noches. –Me di la vuelta para darle la espalda y cerrar los ojos.
-Buenas noches, Liv.
☼☼☼
-Ya deja que haga eso yo, amor.-Pero si puedo hacerlo perfectamente. –Miré a mi perfecto marido mientras que él negaba para ayudarme a bajar de la silla.
-Ni se te ocurra subirte de nuevo a una silla, Livvy.
-Está bien, pero no vuelvas a reñirme, ¿sí?
-De acuerdo. –Se acercó a mí para dejar un beso en mis labios. –¿Cómo está hoy el pequeño Alex?
-Bien, aunque creo que este niño va a ser fanático del fútbol. No para de moverse. –Dije tocando mi abultado vientre sintiendo de nuevo las pataditas de mi bebé. –Mira.
Cogí sus manos para ponerlas en mi vientre y él sonrió de oreja a oreja.
-¡Elyssa! ¡Ven a ver como se mueve tu hermanito!
Abrí los ojos sintiéndome completamente extraña.
-¿Livvy? ¿Qué pasa?
-N-nada...
-¿Otra vez tartamudeando? –Dylan abrió los ojos para mirarme pícaramente. –¿Con que soñaste?
-Con... Con nada. –Volví a acostarme para darle la espalda. Aún no entraba luz por la ventana, por lo que supuse que aún no había amanecido.
-¿Segura? O quizás... ¿Soñaste conmigo?
-¡No! –Dije rápidamente mientras oía su risa. –Quiero seguir durmiendo...
-Muy bien, sigue durmiendo. –Asentí medio adormilada para cerrar los ojos. Sentí un brazo rodearme la cintura, pero no le di mucha importancia ya que volví a quedarme dormida enseguida.
~8 DE JUNIO~
-¡Amor! ¡Ya estoy... –El ruido de la puerta abriéndose y de algo cayendo al suelo hizo que me removiera. –¡¿Así que esto es lo que haces cuando estoy de viaje?!
-¿Qué... –Abrí los ojos dándome cuenta de que estaba acostada sobre el pecho de Dylan. ¿Cuándo me había puesto ahí?
Me separé enseguida de él para mirar a la chica que se encontraba frente a la cama cruzada de brazos y con el ceño fruncido.
-Quiero una explicación antes de que me lancé hacia esa zorra.
-¿Perdón? –Katherine se acercó rápidamente hacia mí para agarrarme del pelo y sacarme de la habitación cogiéndome totalmente desprevenida.
-¡Kate, para!
-¿Qué pare? ¡¿A ti te gustaría llegar a mi casa y ver como estoy dormida en los brazos de otro?! –Intenté soltarme de su agarré, pero no lo logré. –¡Fuera de aquí!
-¡Katherine! –Gritó Dylan cuando la chica me soltó haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo. –¿Estás bien? –Preguntó Dylan recogiéndome del suelo.
-C-creo que yo me... me voy a mi casa. –Dije encogiéndome de hombros para mirar mal a Katherine
-No, ésta también es tu casa, Livvy. Si vas a irte a algún lado, será habitación.
-¿Qué? ¿Cómo que se vaya a su habitación? –Katherine nos miró confundida mientras que yo asentía para subir a mi cuarto.
¿Pero se puede saber qué diablos acababa de pasar? ¿Por qué estaba acostada sobre el pecho de Dylan? ¿Y por qué nunca me avisó de que hoy venía su novia? ¡Si lo hubiera sabido nunca me hubiera quedado en su habitación!
-¡Agg! ¡Estoy muy enfadada, Charlotte! –Grité asustándola un poco. –Soy una completa idiota al haber aceptado quedarme en esta casa. ¡Tendría que haberme ido en cuanto la asistenta social salió por esa puerta!
ESTÁS LEYENDO
¿Me adoptas?
Ficción General¿Qué pasaría si una madrugada te encontraras con un bebé en la calle? ¿Y si ese bebé tiene una nota en la cual dice "adóptame"? Olivia White era una chica de veintitrés años que adoraba a los animales y estaba totalmente en contra del maltrato anim...