¿Me adoptas?

Capítulo 46

~12 DE ABRIL~

-Olivia...

-¿Qué pasa? Parece que viste un fantasma... –Murmuré al ver su cara tan pálida.

-No, pero... –Se sentó en el sillón dando palmaditas a su lado para que yo también lo hiciera.

-Me estás asustando, Dylan...

-Verás... –Agarró mis manos haciendo que lo mirara preocupada. ¿Qué le pasaba? –¿Dónde está Elyssa?

-En el cuarto terminando los deberes. –Asintió cogiendo aire y soltarlo lentamente. –¿A qué viene todo esto?

-Pues que... Fui a hablar con Britney...

-¿Qué? –Lo miré asombrada. Ya me había hablado de ello, pero no creí que fuera a ir esta misma semana. –¿Y...

-No es su madre. –Suspiré aliviada. Esperen, ¿qué?

-¿Qué?

-Britney también creía lo mismo, pero en cuanto le hablé de donde había encontrado a Elyssa y la nota, me dijo que ella no sabía nada de eso.

-¿Cómo?

-Sí, al parecer ella se quedó embarazada con diecisiete años y cuando dio a luz, la dejó en un convento.

-Oh...

-Por eso creyó que Elyssa era esa niña, y si encima le sumamos que se parecen físicamente...

-Entonces seguimos sin saber quién es su madre biológica...

-Madre bio... ¿Qué? ¿Qué es eso? –Preguntó Elyssa de repente entrando al salón para sentarse sobre las piernas de Dylan como la que no quería la cosa.

-No se escuchan conversaciones ajenas, señorita.

-Perdón... –Me miró sonriente. –¿Podemos ir a jugar con Noah?

-Claro, pero primero tienes que hablarme de ese novio que tiene Lizzie... –Elyssa abrió los ojos como platos levantándose rápidamente para sentarse ahora en el sillón.

-¿Cómo sabes eso?

-Lo dijiste el otro día mientras dormías.

-¿Hablo en sueños? –Preguntó con un deje de miedo.

-No sueles hacerlo... –Respondí dejando un golpe en la rodilla de Dylan. –Bueno, ¿por qué no vas a prepararte?

-¡Sí!

-¡Eh! Alto ahí, aún no hemos terminado de hablar.

-Pero es un secreto, papi...

-Nada de secretos, Elyssa. ¿Quién es su novio? –Se encogió de hombros.

-No lo sé, solo...

-Elyssa.

-¡Dylan! –Lo miré severamente. –Deja a la niña en paz.

-Solo quiero saber...

-Ve a cambiarte de ropa, Elyssa.

-¿Puedo? –Preguntó dubitativa mirando a Dylan.

-Ve... –Murmuró este entre dientes. –¿Por qué hiciste eso?

-Por favor, Dylan. –Me levanté del sillón para mirarlo seriamente. –Si tanto quieres saber de ese chiquillo, ve y pregúntale a tú hermana.