Capitulo 7

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Guen ayudo a Orion a acostarse en la cama, el dios tenía una expresión tan llena de tristeza que la conmovía, pasó una mano por la frente para despegarle varios mechones de cabello.

- ¿pasa algo? -pregunto-

No abstuvo respuesta y lo entendía, decidió arroparlo con la sábana gruesa. Se iba a levantar cuando una fuerte mano le agarro de la muñeca.

- no te vayas...-los dos se miraron- acuéstate conmigo.

El corazón comenzó a latirle como loco, las palabras resonaban en su cabeza como una canción, se lamió el labio y no pensó más, sólo asintió y se acostó enfrente de el.

Jadeo cuando Orion la atrajo más a el, pudo sentir el cuerpo musculoso, duro y clarinete sobre sus pechos, por instinto puso una mano sobre el hombro para alejarlo pero no le empujo sino que el tacto le causo sensaciones extrañas en sus cuerpo.

Lo vio extender una mano hacia ella, cerró los ojos por miedo a la espera de un golpe pero sólo sintió una suave caricia sobre su mejilla después por su cicatriz, abrió los ojos sorprendida e intentó decir algo pero de sus labios no salió nada. Sólo que quedo quieta a las caricias de orino, aquellos dedos masculinos le recorrían el rostro con lentitud y suavidad.

- hermosa -le escucho decir- exquisita, suave...

Se sonrojó como un tomate y bajo la cabeza avergonzada, los dedos firmes de orino le alzaron el mentón y después unos suaves labios se posaron sobre los suyos.

Abrió los ojos con sorpresa, podía sentir la suavidad de aquellos labios y el corazón parecía que se le saldría, sus manos se enredaron en el cabello de Orion y con inseguridad abrió la boca, el fue cariñoso y suave al besarla, dejando que ella se armará de valor.

Después de separarse por aire los dos se miraban tan sorprendidos, ella le dio una sonrisa tímida a la que el correspondió con un abrazo.

- no aremos nada de lo que tu no quieras hacer, pelirroja -dijo el para después darle un beso en la frente-

- ¿y si dormimos? -pregunto en un susurro-

- pues vamos a dormir

Ella se acurruco más en la cama y Orion la tapó con la sábana, le rodeó la cintura con una mano a la cual la puso nerviosa pero se relajó, confiaba en el, por alguna extraña razón confiaba que el no abusaría o dañaría, cerró los ojos para dormir.







Lo grilletes hicieron clic al ser abiertos de sus muñecas, sin fuerzas no pudo evitar la caída al suelo lleno de suciedad.

Por alguna extraña razón Itzar había ordenado que lo soltarán de donde estaba atado. Se talló y alzo la vista al ver a Alieth.

- levántate -le ordeno la diosa-

Con dificulta se levanto, cada extremidad de su cuerpo latía horriblemente, no había ningún lugar que no estuviera marcado, prefería la tortura física que la mental.

Miro a Alieth que estaba abriendo un pergamino escrito con sangre.

- aras una misión, se te darán las instrucciones para que la realices con debida exactitud -la voz inexpresiva de Alieth lo dejaba frío-

¿Una misión? ¿Porqué Itzar dejaría que el realizara la misión? Se cruzo de brazos.

- ¿y si me niego? -dijo-

Los ojos violetas de Alieth lo miraron, no había emociones en esos ojos sólo frialdad y vacío.

- me temo que no estas en posición de negarte -fue la respuesta de la diosa-

- no lo aré -dijo con firmeza-

Espero a que lo torturara pero la diosa de la guerra no hizo nada, iba a decir algo pero la voz de Itzar lo hizo callar.

- si fuera tu, no sería tan indulgente con Alieth -Itzar estaba enfrente de el con una sonrisa burlona- y no es una petición mi querido Alan... Es una orden

La vio caminar hacia la mesilla de piedra donde estaba extendido el pergamino.

- me niego a ayudarte -gruño el- prefiero que me mates.

- oooh -Itzar se hizo la herida- me hieres, pero te dejare clara las cosas -sin previo aviso la tenía enfrente de el agarrándolo del cuello- haces lo que yo te dijo o iré por tu compañero y disfrutare desmembrando lo, aré que ves como murió su linda mujer....

Itzar lo soltó con brusquedad, el se tambaleo y choco contra la pared, el miedo atenazaba sus entrañas, no permitiría que le hiciera algo a Darius ni que viera como había muerto su Keira, el único que cargaría con la culpa sería el no Darius.

- ¿que tengo hacer? -mascullo apretando los dientes-

- sencillos -sonrió itzar- explícale Alieth.

- buscarás el cáliz de la muerte -hablo Alieth- fue robado por los olvidados, tu misión es encontrarlo y traerlo, pero para encontrarlo tendrás que buscar el templo de Hator.

Sino mal recordaba Hator era la antigua diosa del juicio y de la verdad, era muy bien conocida por sus pruebas para ser juzgado, se decía que era justa dependiendo de tus pecados era la magnitud de las pruebas, la diosa había desparecido sin dejar rastro alguno, sus templos eran difíciles de encontrar nadie sabía donde estaban.

- entendido, pero se supone que nadie sabe donde están esos templos como diablos los olvidados pudieron encontraos -dijo-

- debieron hacer un pacto -contesto itzar- tendrás ayuda.

La puerta de metal se abrió dejando ver a una joven de cabello cobrizo medio rizado, vestida de blanco típica túnica  de los seguidores de los dioses, su piel clara, ojos ambarinos, la chica era muy hermosa tan hermosa que lastimaba verla.

- ella es Seira y es una sierva de Hator -dijo Alieth- te ayudara a encontrar el templo de Surkeel.

- mi señor -la joven se inclino ante el-

Su voz era suave y dulce como la brisa del aire en primavera, la chica y el estaban en una misión de vida o muerte, cuando estuviera afuera localizaría a Darius.






Mithair se levanto con dificulta de la cama, odiaba sentirse así, de débil y frágil, ella era la diosa de la muerte no debería está así pero sin su predicáis cáliz que había creado con cada hueso de su cuerpo para tener un control sobre el tártaro, esa copa podía devastar a la vida si su sangre se vertía en el, pero no era necesario vertí su sangre en la copa, si si sangre caí en el suelo del templo de Hator se crearía una bomba de tiempo para el juicio, Hator sería levantada y se encargaría de jugar todo ser vivo.

Camino hasta la ante sala de su templo en el tártaro, sus vampiros estaban manteniendo en orden todo.

- mi señora -dijo Derek- no debería estar parada...

Le dedicó una mirada enojada la cual hizo que le vampiro retrocediera.

- ¿donde está Seira? -pregunto-

- me teme que está bajo el techo de la diosa Itzar -contesto Derek- tendremos que raptarla ella es la única capaz de encontrar los templos de Hator.

Se sentó en su trono y miro hacia la ventana que daba al desierto del tártaro, bajo esas arenas había muchos secretos guardados.

- muy bien -concordó- vigilen los movimientos de mi hermana, avisa a los lobos de la situación más no incluyas al cazador y a Seira, me temo que los olvidados están tratando de aniquilar a los lobos y dioses.

- si mi señora -se inclino- con su permiso

Tarde o temprano los olvidados vendrán por ella, y estaría preparada para luchar, nadie ponía en duda su poder ni esas escorias.

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Nuevo capítulo!! Espero que os guste!! Sin más las dejo.

2° DULCE TENTACIÓN. (Sin Editar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora