Capitulo 33

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Guendolin se quedo mirando perpleja como la diosa de la guerra abría una puerta que daba vista a un enorme paisaje verdad.

— no pediré nada —la suave voz de Alieth la hizo regresar de su asombro— ya sabes lo que se dice del bosque, Orion. Sólo espero que no suceda lo que piensa que va a suceder.

Cuando la diosa se fue, Guen dio un paso para entrar pero Orion la detuvo poniendo una mano sobre su hombre.

— primero entro yo, no estoy seguro de que vaya a pasar si entras tu.

Asintió, se hizo a un lado para darle el paso. Las raíces que se entrelazaban en la entrada comenzaron a moverse, unas cuantas rodearon a Orion.

Después se alejaron para dejarlo entrar, espero un rato hasta que Orion le dijo que entrara.
Cuando casi estuvo cerca las raíces se alejaron de ella como si temieran, frunció el ceño.

— les dije que si te tocaban las cortaría —quiso reír por las palabras, más considero que no era buen momento—

— te haces de temer —le dijo pasando a lado de el— no me sorprende.

— ja ja ja, tu actitud es amorosa —río al ver que lo había ofendido– no hagas que me arrepienta y te de a las hiedras.

Bufo y siguió caminado, si antes había dicho que era verde se equivoco, el bosque estaba mitad vivo y la otra mitad muerto, templos en ruinas cubiertos por vegetación.

Aullidos se escucharon, paró en seco cuando vio a una manda correr, seguían a un águila real.

Se río, una parte de ella quería seguir ese instinto primario pero se contuvo, vio a Orion jugar con una ramita.

— ¿no te tomas nada en serio? —pregunto cruzandose de brazos–

— ¡claro que si! Cuando tengo sexo y cuando bastet está enojada.

— no me sorprendes —negó— ¿desde cuánto años tienes a bastet?

No podía negarlo tenía esa curiosidad de saber eso desde que vio a la gatita de Orion en aquel retrato de Seira. 

— no creo que quieras saberlo.

— claro que quiero saberlo, y no te atrevas a evadir el tema —lo fulminó con la mirada–

Por la mueca que el hizo su teoría era cierta, pero quería escuchar la confirmación de la boca de el.

— Seira la encontró en la calle cuando venía a verme al templo que era de Oniris, estaba en muy mal estado cuando la llevo a mi. No me gusto ver su dolor por aquella gata que decidí curarla y darle inmortalidad, un regalo para ella.

Oh era muy detallista, aunque el no quisiera admitirlo era dulce y amoroso, por eso había acabo enamorada de Orion, bajo esa fachada de hombre rudo se ocultaba un hombre de gran corazón que anhelaba tanto amor y ser protegido.

— así que tu te quedaste con ella cuando.....

— ¿cuándo Seira murió?, teóricamente bastet me siguió cuando yo intentaba alegarla, me recordaba a ella y eso me.... No sigas caminando o...

Se cayó sobre un hueco, su espalda protesto por la mala posición en que fue a parar al suelo. Bufó molesta, se levanto sola ya que rechazó la mano de Orion, con cuidado se sacudió el polvo del pantalón y la blusa, no obtuvo ningún raspón así que no había nada de que preocuparse.

Se agacho y recogió una piedra pequeña, se la lanzo enoja a la cara, lástima que el muy bonito la esquivo.
Sorprendida consigo misma, ella no era así, no era agresiva en ninguna forma y estando aquí sentimientos de ira la llenaban, una parte de ella quería rasguñarle la cara a Orion por las palabras dichas en el pasado.

2° DULCE TENTACIÓN. (Sin Editar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora