Capitulo 39

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Las esfinges la siguieron, corrió con fuerza mientras corría para no ser aplastada, en estas circunstancias quería maldecir a su madre.

Se agarro la falda del vestido para correr mejor, el rugido detrás de ella la asusto. Curvo hacia la izquierda para salir al bosque, escucho el impacto de la esfinge contra los pilares.

Una menos, sonrió pero su felicidad no duro mucho ya que una segunda esfinge le salió por delante, freno y rodó hasta quedar en las patas delanteras.

Esquivó la mordida, corrió hacia la salida, nadie dijo que fuera fácil salir de este templo. Casi salía, un poco más....

Y fue lanzada hacia fuera con fuerza y se golpeo duro contra el suelo, gimió por el dolor. Quizás tenía unas cuantas costillas rotas o no, pero algo era seguro, la esfinge seguía en pies.

Vio a Sebastián en medio del patio, le hizo señas para que fuera a el, se levanto con dificulta pero lo logró, corrió a pesar de una de sus piernas estaba herida.

— MATALA —grito al estar más cerca de el— ¡ahora!

Se lanzó en medio del círculo cuando sebastian sacó un arco y apunto directo al corazón de la esfinge, pedazos de piedra volaron.

— agarrate —le ordeno y se agarro de el— no específicamente de mi...

— tus quejas serán escuchadas cuando salgamos de aquí vivos –le respondió–

Los sacó de ahí destellando de ahí hasta las líneas del mundo de los dioses, como lo hicieron tan rápido no hubo tiempo de parada fácil, cayeron con brusquedad.

— recuérdame no renovar tu licencia de manejo —aspecto—

— por lo menos saliste con el trasero intacto —Sebastián le golpeo con suavidad la cabeza– a la próxima idea un mejor plan.

— si señor —le dijo sarcásticamente-

Después empezaron a reí como locos hasta que le dolió es estómago a cada uno.

— somos un buen equipo –chocaron palmas– y ahora que hacemos...

Se limpió el polvo del vestido, miro el lugar mientras pensaba en algo pero no se le ocurrió nada.

— la verdad sólo pensé en salir –dijo avergonzada—

— muuuy bien... Creo que debemos ir a los lobos para informales...

El miedo le perforo las entrañas, Alan y Darius estarían ahí, todavía no estaba preparada para enfrentarlos ni mucho menos a revelar verdades. Una cosa era decir que quería aclarar las cosas con ellos pero otra muy distinta era enfrentarlos.

— no se...

— Seira, entre más rápido lo hagas mejor –su tío le agarro el rostro— no dejare que te insulte ni que te agredan ¿si? Eres fuerte princesa, tu padre está orgulloso de ti.

Lo abrazo, extrañaba a su padre, siempre fue bueno con ella y le dio una niñez lo más normal que podía.

Asintió y dejo que sebastian los llevara hasta la mansión, aparecieron en el patio delante de todos y se puso nerviosa, arrugo su vestido con las manos al ver a Darius con dos bebés en brazos, a Orion riendo con una pelirroja que parecía querer hacer que comiera algo.

Todos se giraron a verlos, las sonrisas se borraron, dio un paso atrás pero Sebastián la detuvo.

— se valiente –apretó su mano y ella quiso gritar en protesta–

Algo tembló y los dos se giraron, una enorme esfinge los miraba llena de ira, se lanzaron a un lado cuando la mano izquierda de la esfinge intentó aplastarlos.

2° DULCE TENTACIÓN. (Sin Editar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora