Una luz dentro de la oscuridad

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Aquellas paredes le dieron la bienvenida, el cuerpo le dolía como si la hubieran triturado.

Sin necesidad de verlo supo que era el, sus manos la ayudaron a levantarse con sumo cuidado ya que el vientre lo tenía herido.

El llanto de un bebe se podía escuchar, sin pensarlo oculto la cara en el fuerte pecho masculino mientras dejaba que todo le moliera en su interior.

— mi destino es morir....¿porqué? –apretó con fuerza la gabardina negra de el—

— no hay palabras para decirlo, una parte de mi alma oscura lamente tu destino —aquella voz gruesa la hizo temblar— nunca me a importado los sentimientos de los demás pero tu haces que quiera matar todo aquello que te hace sufrir.

Hipo y se aferró con más fuerza a el, sus brazos la hicieron sentir tan bien, alejaba los recuerdos de sus vidas.

No pudo aguantar un sollozo cuando los ojos lobunos llegaron a su mente.

— lo ame... Pero lo odie –susurro– me traiciono y aún así no lo odio... No se como sentirme.

— se puede amar a varias personas

— ¿si? –despejó la cabeza de su pecho para mirarlo— ¿se puede?

— no lo se... Nunca he amado.

Lo abrazo. Y el hizo lo mismo.
Así estuvieron por un gran rato hasta que las doncellas llegaron con un bulto entre sábanas de seda blanca y bordes dorados.

Su corazón latió, su alma revivió. Las lágrimas pararon y se sintió menos fatal.
Con cuidado camino hasta la doncella para verlo, cabello negro medio ondulado, gruesa pestañas que enmarcan aquellos ojos verdes, piel clara, mejillas rojizas y gorditas.

Lo cargo y el protesto más no lloro, la miraba con intensidad hasta que su manito le toco el pecho, río con lágrimas mientras miraba a Nabdiel que veía a su hermanito con curiosidad.

— acércate amor —le dijo a su hijo—

Se inclino para que los dos se conocieran, Nabdiel toco la mejilla de su hermano con suavidad.

— ¿como se llama? —pregunto su hijo–

— Aliad... Se llama Aliad, dios del orden —susurro— el único que puede volverse lobo, es tu compañero mi vida

— ¿y su papa?

No puedo evitar llorar, su hijo no conocería a su padre. Era tan egoísta que mentiría.

— su padre no lo quiso —fue la respuesta de Tártaros—

Iba a replicar al ver la mirada llena de odio de Tártaros la detuvo. No quería discutir con el no adelante de sus hijos.

— no lo necesitara —dijo Nabdiel– seré el mejor hermano, tu su mama.

Abrazo con una mano a su hijo.

Acostó a Aliad en su cuna, estaba dormido con tranquilidad después de pasar un rato con su hermano mayor.

Se desvistió para quitarse el vestido blanco lleno de sangre, se agarro al borde de la cama cuando su mente le jugo una mala pasada.
Podía escuchar la voz de Darius en su mente, la de Alan... Apretó los ojos para sopórtalo.

Se baño con cuidado mientras las heridas sanaban, su madre Itzar la odiaba, se lo había susurrado en el oído. Se cubrió la cara cuando empezó a llorar, el dolor de la traición dolía más que antes, amo dos veces y fue dejada dos veces... Orion la dejo cuando supo que eran hermanos y que estaba embarazada cuando regresó, ella estaba tan acabada y destrozada emocionalmente que a pesar de lo que intentó hacer por los dos no funciono, su salida fue el suicidio, ahora el golpe fue que la condenaron, Darius hizo lo mismo que Orion y eso le dolió más que a nada.

2° DULCE TENTACIÓN. (Sin Editar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora