Capitulo 49

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— gracias por salvar a mi madre –Nabdiel le tendió la mano a Orion– esto no significa que no te siga odiando.

Acepto el ofrecimiento y estrecho la mano de su hijo, un hijo el cual deseaba poder llevarse y aclarar las cosas, quería recuperar el tiempo perdido.

— espero que algún día me des la oportunidad de ser amigos –dijo el–

— lo pensare, la mentó la perdida de tu hija –se disculpó Nabdiel–

Dejo que se alegará, un chillido lo sacó de sus pensamientos y vio a Seira lanzarse a el en un abrazo, la rodeo temeroso de que fuera a caerse.

Comenzó a reír por la efusividad de Seira, ella le beso la mejilla mientras decía algo con rapidez.

— espera –la agarro de los hombros para que dejara de hablar con rapidez– no entiendo lo que me dices.

— oh...lo siento –se disculpó Seira y el le dio una sonrisa– tu hijo no estrecha la mano de nadie, no... Dios Orion te está dando la oportunidad!!!

— ¿que? —no entendía ni puta madre—

— bueno... No como su padre pero...puedes llegar a ser su amigo ¿no te gustaría?

— joder si –la abrazo–

— tengo cierto límites de tolerancia –se escucho la voz de tártaros–

Seira se río para después despedirse con un beso en su mejilla.

— gracias por todo, hermano –su voz fue como una brisa sobre su oído- te quiero, se feliz.

— gracias...

Camino hasta donde estaba Guen y la estrecho entre sus brazos para después besarla hasta que el aire fue necesario.

— por fin juntos y en paz.

— nada más perfecto –Guen se reclinó sobre su hombro– no más miedo, ni maldiciones...

— nunca más.

•••••••

El vacío no se iba al contrario parecía arraigarse dentro de el como un árbol teniendo raíces dentro de el y cada vez más profundas con espinas que se clavaban desangrando su alma.

— puedes bajarme –aspecto enojado–

— no

Estos era una puta broma de la cual se estaba empezando enojar.

— esto es ridículo, puedo estar de pies sin ninguna dificultad –refunfuño-

Noto que el cuerpo de Aliad temblaba levemente y en verdad quiso golpear a su sobrino, Seira insistió que ellos se hablarán y dejarán el pasado atrás no fue fácil pero el quería ser un buen tío para estos dos hijos de puta los cuales daban miedo a simple vista a pesar de tener una belleza extraordinaria.

— ¿te estas riendo? –pregunto ofendido. Odiaba estar cargado sobre el hombro de su sobrino–

— no

— ¡claro que si! –-alzo la voz– bajame

— no y no

— claro que te estas riendo bastardo infeliz, ahora bajame.

— no me estaba riendo –sonó divertido Aliad– me estaba rascando.

— y una mierda –despecho el enojado y ofendido– no soy idiota.

— dijo la verdad, me picaba la nalga y tu no ibas a querer rascarmela.

— primero te la muerdo, y en segunda bajame que siento la sangre salirme por los oídos...

2° DULCE TENTACIÓN. (Sin Editar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora