Capitulo 48

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Matera –los guardianes retrocedían para dar lugar al descenso de su madre–

Orion parpadeo para entender todo, observo todo a su alrededor la destrucción de medio bosque, los cadáveres de cada soldado dando la vida por hacer ganar a sus líderes.

La guerra provocaba todo esto, muerte, dolor, tristeza, miseria, odio y rencor. Todo ello fue creado por tres seres...ahora entendía, ellos eran hijos de la guerra.

Un tacto cálido se coló por su hombro y volteo a ver, el rostro de la mujer que amaba lo miraba con preocupación.

— estoy bien...–susurro para que ella sólo pudiera escucharlo–

De ahí los dos volvieron a mirar a Alieth que venía en un un carruaje de guerra a su lado estaba Alan lleno de sangre con los ojos vacíos e idos, el muchacho parecía estar destrozado emocionalmente que ni parpadeo al verlos a ellos.

Cuando la carroza toco el suelo el muchacho bajo junto con la diosa, vio a Seira correr hacia Alan quién la recibía con los brazos abiertos. Las lágrimas del cazador no se hicieron esperar.

— los mate...yo...los mate...

Seira lo consolaba mientras fulminaba con la mirada a Itzar.

— ¡te pedí que lo dejaras en paz! –grito Seira– estas feliz madre, lo haz roto...

Todos abrieron los ojos de par en par, y la risa burlona de Itzar se hizo presente.

— tu odio no me afecta, alimenta más mi odio –su voz destilaba odio puro— Eileen y Aleksei sólo eran peones y Alan tenía que ver la realidad del destino.

— los usasteis!!! Obligaste a Alan a matar a sus propios hermanos.

— no eran sus hermanos –grito Itzar– sólo se tienen tu y el, los demás son basuras insignificante. Pero me han decepcionado, prefiero verlos muertos antes de que estén con esas basuras.

Después de eso Itzar volteo a ver a Alieth esperando una explicación.

— huelo a la muerte –la voz suave de Alieth sonó escalofriante–

— ¿eso es todo? –pregunto Itzar irritada— has detenido a mis guardianes para esto!!!

Los ojos de Alieth se volvieron rojos sangre al escuchar el tono de Itzar.

— mis hijos no son esclavos de nadie –había un tono de advertencia en la voz de Alieth– te has ido de control Itzar.

— me importa una mierda lo que pienses, así que quítate y déjame matarlos.

La tierra retumbo con fuerza, varias rocas comenzaron elevarse al aire al igual que árboles, la ira de Alieth se sentía.

— cuida tus palabras Itzar... –amenazo para después mirar a los guardianes– han sido engañados bajo el hechizo de Itzar.

Alieth trono los dedos y una onda expansiva los atravesó a todos, vieron y escucharon los engaños de Itzar cada palabra y expresión fingida.

Orion vio como los guardianes bajan la guardia y después asentían a Alieth.

Otro destello exploto cegándolos a todos por unos minutos, después aparecían su dos hermanas, Athanir y Itahir, a su lado estaba Sebastián con una expresión fría y a su lado un hombre de aspecto frío, con rasgos duros y que irradiaba una oscuridad que le ponía los pelos de punta.

(–)

Guen miraba con la boca abierta al hombre a lado de Sebastián, cabello castaño claro largo amarrado en una coleta que se balanceaba en el aire, rasgos duros y fuertes, cuerpo delgado pero fibroso que estaba enfundado en un traje negro, su piel era clara, demasiado alto quizás media dos metros o un poco más de dos metros, sus ojos eran grises sin iris su presencia irradiaba poder y dominación.

2° DULCE TENTACIÓN. (Sin Editar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora