Capitulo 34

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Esto no debía estar pasando pero jamás había podido resistirse a ella, sus defensas eran quebradas cuando era referente a ella.

Beso cada parte de su cuerpo, piel suave, tersa y con un aroma a bosque. Beso sus pechos, su cintura estrecha y fina, su pies, el interior de sus muslos, su intimidad, no dejo nada por besar.

Su nombre era gloria en los delicados labios de ella, era ducha y a la vez un infierno, caía rendido a ella con tan sólo una mirada, una sonrisa, un roce.

Piel con piel, cuerpos sudados entrelazandose entré si, gemidos, caricias, besos... La unión era íntima y profunda.

Sus manos le recorrieron la espalda, el sentía su toque arderle en la piel, como fuego lento que poco a poco te iba consumiendo hasta dejarte hecho polvo.

La observo dormir, se veía tan delicada, su piel nívea tan suave a su tacto, recorrió con su mano el camino de su espina dorsal, se dejo caer a un costado lejos de ella para darle espacio a moverse. En estos momentos los dos deberían estar buscando el templo pero la tensión sexual que había entre ellos gano.

Salió de la cama y fue hasta el cuarto de baños, se lanzó agua a la cara, se miro al espejo, delante de el se encontraba un hombre acabado, estaba perdió y no había vuelta atrás, ni para el mi para ella.

Se giró y la vio en el marco de la puerta, completamente desnuda, su cintura fina, caderas redondas, pechos generosos que se mantenían firmes, sus ojos castaños casi como el oro.

— ¿pasa algo? —pregunto. Había tensión entre ellos–

— no te sentí a mi lado... —su voz era suave, debía de ser cortante pero no podía, no cuando ella lo miraba así– no me gusta estar sola...

Ella cruzo sus brazos detrás del cuello de el, mientras besaba su barbilla, se quedo estático dejando que ella hiciera lo que quisiera. Sus manos le recorrieron con lentitud mientras ella lo seducía con sus labios en el cuello.

— tenemos que movernos —dijo para hacerla volver a la realidad—

— estaré fascinada en moverme... Sobre ti —ronroneo ella y lo mordía en la barbilla— y más si tu estas dentro de mi...

— hablo enserio –la regaño, intentó alejarla pero ella se aferró a el y sintió la punta de sus pezones sobre su piel—

— no, no... Quiero volver a tenerte, sólo por hoy ¿si?

Ella lo llevo a la cama, lo sedujo como sólo ella podía hacerlo, lo llevo al infierno y al cielo al mismo tiempo. Dejaría que esto fluyera por este día, al día siguiente sería el mismo hombre y resistiría a ella.

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Dolía como una mierda, se dejo caer sobre el suelo y apoyó la espalda en el árbol, intentó tomar aire pero le era tan difícil.

Gruño, se agarro la cabeza para contener las punzada, podía sentirla gritar dentro de su cabeza que sentía el mismo dolor como su fuera suyo propio.

— Seira... —se levanto, al hacerlo todo se movió y cayó al suelo–

Tenía que llegar a ella, tenía que parar su dolor para que el suyo acabara, la promesa lo unía, había prometido acabar con su dolor, que el sería su escudo contra todo y... Golpeo la tierra con un puño.

Camino como un borracho pero de dolor, su cerebro latía como si quisiera explotar en miles de pedazos. Todo se sentía lento y pesado, sus movimientos eran cansados y dolorosos, peor siguió, siguió hasta la orilla de lago, del lago donde fue suya en todo el sentido de la palabra.

2° DULCE TENTACIÓN. (Sin Editar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora