Identidad Ross Lynch [TERMINADA]

Capítulo 6. Tu amigo Ross

-No Brayan -dijo Ross negando con la cabeza-. Este no puede ser nuestro fin. ¡No lo acepto! -volvió a negar con la cabeza.

-Entonces, ¿Qué podemos hacer? -Preguntó Brayan. Ross lo miró pensativo.

Los dos vieron las cámaras del cuarto del rubio y los asesinos que venían por Ross ya habían descubierto el túnel secreto. Pensaban entrar, pero no sin antes hacer una cosa...

-Lo encontramos -dijo uno de los asesinos.

-Sí, Ross Lynch debe estar ahí. Este será su fin. Ahora tendremos muchos millones en nuestra cuenta -rió cínicamente, su compañero lo siguió y los dos se dieron la mano y se abrazaron.

-Hay que entrar -propuso uno.

-Tienes razón, pero antes, hay que acabar con todo lo que sea Lynch, incluyendo esta casa -hizo una pausa-. ¿Trajiste los explosivos? -él otro asintió-. Bien, dame uno -él lo sacó de uno de sus grandes bolsillos y se lo entregó-. Ahora, pongámoslo aquí -dijo y lo pegó en la pared. Lo programó para que durara diez minutos, luego sonrió-. Listo, ahora sí eliminemos al Lynch faltante -sonrieron y luego los dos asintieron. Entraron en el túnel.

-¿¡Qué haremos Ross!? -Preguntó Brayan asustado-. Este será nuestro fin, ya vendrán.

-Ross pensó un poco-. Ya sé. Computadora, activa las armas -ordenó Ross.

-Está bien -contestó la Computadora y todas las armas que estaban en un armario de cristal (bastante difícil de romper por cierto) se dejaron utilizar, ¿En qué sentido? No se podían usar sin antes tener que romper el cristal que obviamente no podrían hacerlo con sus manos. Ahora, podían utilizarlas a su antojo.

-Brayan, toma dos de las mejores armas -él corrió hacía ellas y las tomó.

-Ross le faltan las balas -informó Brayan.

-Deben estar por ahí, ¡Búscalas! -dijo Ross, Brayan así lo hizo-. Computadora, quiero que pases todo el dinero de mis padres y el mío a una cuenta inexistente, crea una cuenta con cualquier nombre, y cuando lo hagas, me mandas un mensaje a mi teléfono con todos los datos.

-Como ordene señor Lynch.

-Ross, ya encontré las balas -anunció Brayan.

-Bien, pósenlas a las armas -dijo el rubio, y corrió a tomar el pen-drive donde estaba la información de los Wayne. Sabría que había en esa memoria. Pronto lo descubriría-. Computadora, conéctate con los explosivos programados -ordenó y ella así lo hizo. En su pantalla salió un reloj en rojo, marcaba nueve minutos con doce segundos. Eso era el tiempo que faltaba para que todo explotara y sus vidas se acabaran-. Brayan, dame un arma -dijo llegando a su lado, Brayan le entregó el arma-. Computadora, apaga las luces -las luces se apagaron quedando solo en oscuridad.

La habitación no se veía muy bien sin luz. Era cerrada, difícil de ver sin algo que la iluminara. Ross y Brayan esperaron asustados a que los asesinos llegaran. Fijaron su vista en la pantalla de la Computadora, ocho minutos con treinta y tres segundos. Luego fijaron su vista en el túnel. Los asesinos cayeron. Los amigos se miraron asustados pero Ross le hizo señas a Brayan para que mantuviera la boca cerrada.

-No hay nadie aquí -comentó uno. El más alto de los dos. Sus ojos (que eran lo único que se podía ver) eran de color azul, de resto, lo demás era un misterio.

-Tal vez, el Lynch se fue. Probablemente supo de nosotros y se marchó -dijo el otro asesino de ojos color verde.

-Puede ser. Aún así, investiguemos este lugar. Tal vez hallemos información interesante para el jefe -dijo el de ojos color azul.