—Muy bien, Ross, ¿Sobre qué quieres hablar? —preguntó con interés. Sonrió y él le devolvió una sonrisa forzada que ella no notó. Se sentó en el sofá esperando lo que diría. Aún estaba en ropa íntima. Tal vez me proponga ser su novia, pensó. Tal vez mi sueño desde que entré en la Universidad y lo conocí, se cumpla.
—No, aquí no hablaremos. Salgamos a cualquier parte —dijo él. ¿Por qué en vez de terminar con esto de una vez, prefería salir? ¿Por qué? Ni siquiera Ross lo sabía. Sabía que estaba enamorado de Javiera, sabía que eran novios, y sabía que Nataly estaba loca por él y que él le dio alas al tener sexo con ella. Eso era lo único que sabía.
—Está bien. Como tú quieras, Ross —Le envió un beso flotante que él atrapó y cuando ella se dio la vuelta, lo botó por... por ahí.
—Nataly —dijo y ella lo miró—. Antes, ponte tu ropa. Imagino que no saldrás así a la calle, ¿verdad?
Ella le sonrió, sonrojada. Asintió.
—Tienes razón. Iré a tu cuarto y me pondré mi ropa. Vuelvo en un segundo.
Subió las escaleras y llegó al cuarto donde antes había tenido sexo con Ross. La ropa estaba tirada en el suelo y ella la recogió. Se la colocó y bajó. El rubio esperaba impaciente. Ella le sonrió. Él no hizo ninguna cara ni nada, solo la miró.
—¿Vamos? —preguntó.
—Vamos —respondió Ross. De nuevo a salir, pensó el rubio. ¿Por qué no pudiste decirle que el sexo que tuvieron solo fue eso? ¿Por qué no le dijiste que solo fue sexo, que no la amas ni la amarás nunca? Tú amas a Javiera y ella a ti. Son novios y ya. ¿Tenías que hacer todo difícil, rubio? Siempre es lo mismo.
Ross volvió a sacar el auto del garaje. Mi pobre auto, pensó. Lo puso en la carretera y ella se montó. Arrancaron. ¿A dónde la llevo?, se preguntó a sí mismo. No lo sé, rubio, fue tu decisión hacer esto complicado, así que, resuelve. Pensó en ir de nuevo a McDonald's y volver a comer esas suculentas hamburguesas. Se decidió a ir allá e hizo lo mismo que con Javiera. Condujo unas cuatro cuadras al frente. Cruzó a la izquierda y luego a la derecha. Recorrieron unas seis cuadras más y llegaron al lugar que todo niño siempre sueña ir por lo menos una vez en su vida.
—¿McDonald's? ¿De verdad, Ross? —preguntó, no con asombro, sino con ojos de decepción. Pensaba que el rubio la llevaría a uno de los mejores restaurantes de Los Ángeles para declarársele, pero, se dio cuenta que había fallado con ese pensamiento.
—¿En serio? ¿Tú también? —respondió él con otra pregunta. Se olvidó que ella no sabía que él había salido un par de horas antes con Javiera. Qué metida de pata, Ross, se dijo a sí mismo.
—¿A qué te refieres? ¿Acaso viniste con alguien más? —preguntó enarcando una ceja.
—No, no. Como crees. Solo fue una pregunta que salió de repente, ya sabes, así nada más —contestó. Los dos se miraron y no dijeron nada.
—Bien —dijo ella al fin—. ¿Entramos o qué?
—Sí, sí. Vamos a entrar.
Bajaron del auto. Pasaron al lugar de comida y se posicionaron unas tres mesas más adelante de donde habían estado Ross y Javiera un rato atrás. Se miraron las caras como si fueran dos desconocidos. No sé porque esto es tan difícil, pensó. Ella no es nada mío, ni siquiera tuvimos una relación y aún así, me importan sus sentimientos.
—¿Quieres comer? —preguntó.
—Claro, no creo que hayamos venido aquí solo para vernos las caras, ¿no lo crees, rubio? —preguntó con una sonrisa que él no devolvió. Solo asintió.
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Identidad Ross Lynch [TERMINADA]
أدب الهواةSinopsis: La vida puede dar un giro de 360 grados. Puede cambiar tu rumbo de un momento a otro. Puede darte una cachetada para hacerte despertar y forzarte a ver lo que es la realidad; eso fue lo que le pasó al protagonista de nuestra historia: Ross...