Capítulo 33. ¿Quién eres?

110 15 5
                                    

La lluvia aún se mostraba en la ciudad de Madrid en España. Richard Rabbit caminaba con su esposa Maia Martins a la puerta para abordar el avión. Lucas aún los vigilaba de cerca, pero con cuidado de no ser visto.

—Espero que me digas la verdad de mis padres algún díadijo Maia llegando casi a la puerta en donde un hombre esperaba para recibir los boletos y chequear que todo estuviera bien.

Prometo que lo haré, pero no ahoraFijó su vista atrás—. Sube al avión. Yo me montaré después.

—¿Qué? ¿Por qué?preguntó confundida, sorprendida, desconcertada.

Hace rato que he visto que ese tipo de allá nos está mirandoSeñaló disimuladamente a Lucas con sus ojos. El pobre no se había dado cuenta que habían descubierto en cierta parte que él venía a matarlos.

—¿Crees qué sea por algo?

—No existen las casualidades en esta vida ni en ninguna otra, Javierasusurró y en un movimiento rápido los dos se apartaron del camino haciendo creer a Lucas que ya habían entrado.

—¿Qué debemos hacer?

—Ese tipo está aquí por algodijo Richard—. Debemos engañarloVio a un hombre de su misma altura y contextura y pensó en algo brillante—. Súbete al avión, sino puedo subirme, no te preocupes, haré lo posible para alcanzarte allá en las islas Baleares. No te muevas de ahí hasta que yo haya llegado, ¿Me entendiste?

Ella asintió.

BienLa besó—. Recuerda que te amo. Nos vemos después.

Ella volvió al camino entrando en el avión. Richard se quedó vigilando al hombre que venía posiblemente a matarlos de alguna u otra forma. Entonces, fue ahí que el tipo de hace un rato se acercó a él. Richard le tomó el brazo ante la mirada de confusión de aquel hombre y lo llevó a los baños.

Quítate la ropaordenó Richard con voz de ansiedad e impaciencia.

—¿Qué? ¿Quién eres? ¿Por qué debería quitarme la ropa?

—No preguntes Sacó la única arma que le había quedado de su chaqueta—. Quítatela ahora.

El hombre al ver el arma y los ojos de asesino de Richard, no dudó que si no hacía lo que le pedían, moriría. Se quitó toda su ropa con rapidez, quedando solo en ropa íntima. Luego Richard se quitó su ropa ante la mirada de desconcierto del individuo.

Ponte mi ropa.

—¿Por?

—¡Solo póntela!dijo él, exasperado, y el hombre se colocó la ropa de Richard y él se colocó la ropa del desconocido—. Ahora voltéate —dijo él y el hombre se volteó dándole la espalda. Richard sonrió porque a simple vista parecía él mismo.

—No me mates —pidió el desconocido.

No iba a hacerlodijo él—. TomaLe entregó el boleto de avión.

—¿Por qué me das esto? ¿Quién diablos eres?

—Dije que no preguntes. Esto es un boleto con dirección a las Islas Baleares. Te montarás en el avión por mí.

Él lo miró con tristeza.

¿De verdad tengo que hacerlo?preguntó.

Identidad Ross Lynch [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora