Capítulo 47. Este es el adiós.

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Maratón 6/6:

—Bien, bien —decía Brayan procesando lo que Ross había dicho—. ¿Dices que en dos días volaremos Londres? —preguntó aún sin poder creérselo.

—Sí —afirmó el detective.

—¿Cómo lo haremos? —preguntó Raúl con curiosidad y una intriga bastante grande a decir verdad.

—Tengo un plan —explicó el detective mientras hacia una pausa—. Tengo entendido que cuando un explosivo está colocado para tal fecha, a la tal hora, explota a esa hora, ¿no? —Asintieron todos—. Pero, ¿Qué sucedería si una fuerza mayor hiciera que explotara antes?

—¿A qué te refieres, Ross? —preguntó Lloris.

—Hablas de qué pasaría si el tornado pasará por las explosiones, ¿no? —preguntó Gerardo.

—Algo así —contestó el detective, sonriendo—. Me refiero, a que pasaría si los explosivos estuvieran colocados, y el estruendo del tornado se compactara con los explosivos. De eso estoy hablando.

—Explotarían —aseguró Brayan.

—Exacto —dijo sonriente el rubio—. Esta noche, colocaremos todos los explosivos en todas las bases, para dejarlas ya listas para solo ese día. Mientras llega eso, compraremos unas almohadas, sabanas y comida ya preparada.

—¿Para qué? —preguntó desconcertado Raúl.

—He visto una cueva no muy lejos de aquí. Está en la zona este de la ciudad. El tornado vendrá del oeste, eso ya lo sé porque lo he estudiado en secundaria, lo recuerdo —Miró a Brayan y este asintió como si también lo recordara, pues habían estudiado juntos desde que eran unos bebés. Así que lo que sabía Ross de las clases del colegio, él también— Pero eso no importa, lo importante es que el tornado llegará desde el oeste y se desvanecerá en el noreste. Estaremos ahí mientras pasa el tornado, ¿entendido? —Asintieron—. Vamos entonces.

Todos se levantaron menos uno: Gerardo.

—¿Qué sucede, Gerardo? —preguntó Ross volviéndose hacia él.

—Dime, Ross, ¿Quién crees que morirá de nosotros?

Ross lo miró, pensativo. Lo observó por un rato más mientras todos esperaban la respuesta, ansiosos, y luego dijo:

—No lo sé, pero creo que no serás tú.

Asintió y se levantó. Se colocó al lado de su líder, y los cinco juntos salieron del hotel con un sol oculto detrás de ellos y unas nubes grises acercándose con rapidez como diciéndoles: «Aquí viene su muerte... o al menos para uno de ustedes».

Fueron a una mueblería. Compraron unas cómodas almohadas y unas sabanas. Pensaron en tal vez unos muebles, pero no, eso era mucho.

Salieron de ahí y se dirigieron a la cueva. Estaba a unos cuantos metros del hotel en donde se estaban quedando y era oscura, muy oscura, y más si unas nubes grises (casi negras) tapaban el sol.

—Estamos aquí —dijo Ross—. Desde ahora, nos quedaremos aquí hasta que nos vayamos, que será en dos o tres días.

—Tres —aseguró Brayan—. Hay que esperar a que pase el tornado.

El detective asintió.

—Tres entonces —dijo—. Nos quedaremos aquí durante tres días, luego, partiremos.

—¿A dónde? —preguntó Raúl.

Ross los miró a todos con detenimiento.

—A donde quiera el destino —contestó y todos asintieron satisfechos con la respuesta, ya que esta era la única sensata en ese momento.

Identidad Ross Lynch [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora