Capítulo 4. Mi vida sin mis padres.

390 54 25
                                    

—¿Listo Ross? —Preguntó Brayan llegando a su lado.

—Sí, ya es hora de irnos —dijo y Brayan lo abrazó. Luego le rodeó el hombro. Se fueron con los señores Lander en su auto y después a su casa.

La casa de los Lander era grande. Tan grande como la de los Lynch. Era blanca por fuera y por dentro, tenía ventanas de cristal que mostraban excelentemente tu reflejo. Por dentro se componía de la cocina, que era bastante amplia, con su horno eléctrico, su refrigerador de más de dos metros, su lavaplatos bastante limpio y hermoso, también habían unos armarios donde estaban varios vinos añejados (el señor José los guardaba para ocasiones especiales). El baño era lo mismo, su vidrio limpio, su retrete igual, blanco como la nieve, el lavamanos impecable. Todo hermoso. Tenían varios cuartos, tal vez cinco o seis, y aún así ¿Por qué Ross dormía con Brayan? Soledad, esa era la respuesta. Pasó mucho tiempo solo en su casa, durmiendo solo y le daba pánico, ahora dormir con una persona (y más si era su mejor amigo), le quitaba ese miedo que sentía.

Ya adentro, la señora Marta y el señor José fueron a su habitación a conversar y Ross y Brayan hicieron lo mismo. En la habitación, Ross volvió a fijar su vista en la ventana y vio el Sol, no tenía nada de especial, pero aún así lo vio con mucha atención.

—¿Hermoso el Sol hoy? —Preguntó Brayan llegando a su lado. Ross sonrió.

—No lo sé. Tal vez un poco más brillante de lo común —respondió Ross. Brayan miró el Sol y era cierto, estaba más brillante que cualquier otro día de invierno casi primavera que hubiera visto. Lo miró con máxima atención, estaba brillante, pero no daba calor, todo lo contrario daba un aire sereno, muy sereno. De repente al Sol le salió rostro. Brayan se frotó los ojos para ver si su mente lo estaba engañando. Ross no lo notó. El rostro seguía ahí. Demostraba una expresión de alegría más que otra cosa.

«Me veo brillante, ¿verdad?» —dijo la voz del sol en la cabeza de Brayan. Este lo escuchó fuerte y claro, y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo e hizo que sus vellos se erizaran. Miró a Ross y él seguía observando, parecía que no se diera cuenta de lo que él veía.

«¿Quién eres?» —Preguntó Brayan.

«Me ves todos los días y me estás viendo en este momento, ¿Cómo no me reconoces?» —Preguntó el sol colocando voz de decepción.

«Claro que te reconozco, pero prefiero fingir que es una ilusión»

«Muy mal hecho Brayan Lander, muy mal hecho»

«¿Por qué me hablas a mí?» —Preguntó confundido.

«Quería avisarte»

«¿Avisarme? ¿De qué hablas?» —Preguntó Brayan desconcertado

«Quiero que le avises a tu amigo que un día parecido a este, en donde estoy más brillante que nada, él morirá, morirá bajo mis mantos de calor, y yo lo abrazaré» —hizo una pausa muy corta, pero a la vez muy atormentadora—. Así como abracé a sus padres.

«No, Ross no morirá, ¿¡Me entiendes!? ¡NO MORIRÁ!» —gritó al sol pero este no respondió más. Brayan lo miró y estaba normal, no había rostro, ni sonrisa, ni nada, y el sol volvió a brillar como es común.

—¿Notaste eso? —Preguntó Ross sacando a Brayan de sus pensamientos. Él lo miró aterrorizado y el rubio lo notó pero no dijo nada.

—¿A qué te refieres?

—El sol —dijo Ross y Brayan volvió a sentir un escalofrío recorrerle el cuerpo—. Estaba brillante y ahora está igual que siempre, ¿Qué será esto? ¿Algo de la naturaleza que no sepamos?

Identidad Ross Lynch [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora