Capítulo 18. Vos sois mi vida.

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"El sol resplandecía mostrando cual radiante es, y a la vez, trayendo un aire de muerte"

Identidad.

Él la amaba.

Ella también lo amaba.

Los dos unieron sus destinos de distintas maneras.

Se separaron un día y luego volvieron a unirse.

Seguían amándose hasta que los dos murieron.

Uno por un buen tiro en el corazón y el otro por desamor.

Su historia quedó grabada en el corazón de los que lo conocieron, y nunca los olvidaron.

Identidad.

El sol estaba en el cielo dando un día más de calor a los habitantes de Los Ángeles. El señor Fernández junto con su esposa esperaban a Rubén en el despacho de Alejandro. Él llegó minutos después y los tres se encerraron en el salón. Los sirvientes Carly y Austin paseaban por el jardín sin importar lo que fuera que pasara ahí dentro; los tres sentados, empezaron a hablar.

—Rubén —dijo Angélica—. ¿Cumpliste con la misión?

—Por supuesto, señora. Hice todo lo que planeamos, cada detalle se hizo de la manera acordaba.

—¿Aún la policía no ha llegado al lugar? —preguntó Alejandro.

—No. El barman iba a llamar a los oficiales y terminó su vida con un tiro en el pecho. Los otros dos quedaron tal y como acordamos.

—¿Qué hay de las personas que estaban en el bar?

—No hay porque preocuparse. Escaparon, pero antes de eso los amenacé a todos.

—Muy bien, Rubén. Por eso eres el mejor —dijo Angélica y le dedicó una sonrisa cínica que él no dudó en devolverle.

—Ahora, es tiempo de hacer un par de llamadas a la comisaría de Los Ángeles para que vayan al lugar —dijo Alejandro y una sonrisa malévola se posó en su rostro. Los otros dos asintieron.

Con un teléfono que no era ni el de Alejandro, ni el de Angélica, y mucho menos de Rubén, llamaron al novecientos once quien les atendió al instante. Rubén habló, era el único que podía hacerlo ya que si lo hacían los otros dos, reconocerían su voz.

—¿Hola? —dijo una voz femenina del otro lado del teléfono.

—Hola —dijo Rubén poniendo un tono de voz que tenía preocupación, ansiedad, terror y otras cosas más—. Señorita, le hablo para decirle que hace unas horas, un hombre entró al Bar Vos Sos Mi Vida. ¿Sabe de cuál hablo?

—Sí.

—Tenía un arma y mató al barman y a otros dos hombres. Llamo ahorita porque estoy lejos del lugar, y además, nos secuestraron. Estoy preocupado y aterrorizado. No sé que más pudo pasar allí, no sé si robaron o no. Vayan rápido por favor.

—Muy bien, señor, pero tranquilícese. ¿Me puede dar su nombre?

Colgó.

—Ahora ya descubrirán todo, y el plan se completará —dijo Rubén, sonriendo.

—A pesar de que colgaste de repente, siempre van. Mejor destruyamos el teléfono por si lo rastrean —propuso Angélica. Los dos asintieron y tiraron el celular al piso. Lo aplastaron con su pie y luego le dieron tres tiros más un martillazo. Después, lo quemaron y los restos lo tiraron en la basura (sin que los sirvientes se dieran cuenta).

Al otro lado de la ciudad, en la Universidad de Princeton, se estaba empezando a dar una discusión (aún no había ocurrido, pero ocurriría, eso denlo por seguro). Nataly Morfo estaba parada frente a Ross Lynch, su novia Javiera Fernández y el único amigo del rubio que quedaba vivo: Brayan Lander. Ya era tiempo para que la pelirroja reclamara a Ross por haberla "cambiado". Ya era hora.

Identidad Ross Lynch [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora