"Los recuerdos brotaron como un manantial en su mente".
Identidad.
Parado en frente de la puerta, mirando al brillante sol que se alzaba en el firmamento celeste (y lo que además le dejaba ver los grandes árboles que habían frente a sus ojos), Tomás Brake pensaba en el chico rubio que tenía en su casa (si es que así se le podía llamar).
Los vientos del este impactaron en su rostro. Recordó cuando era comisario en la CIA; también cuando fue detective, aunque desgraciadamente eso no duró mucho tiempo. ¿Por qué? Descubrió muchas cosas que no pensaba que existían. El "gran" director llamado Enrique Garden (sí, ese fue el narcotraficante de armas que Jacinta junto con los padres de Ross atraparon años después) era un grandísimo hijo de puta. Brake descubrió sus movidas sucias con las armas y no hizo nada. No era cómplice, por eso decidió retirarse e ir a vivir al bosque para entrenar a aquellos que quisieran ser unos detectives.
Recordó las últimas palabras que le dijo a su jefe:
—Algún día, todo lo que haces se te devolverá. Recuérdalo, Enrique, todo lo bueno que tienes se acaba fácilmente.
Y aunque pasaron varios años para eso, pasó.
Volvió a pensar en Ross. Él chico aún le ocultaba cosas, cosas que él quería saber con gran ansia, cosas que lo mataban de intriga. Ross sabía quién (o quienes en este caso) había (habían) matado a sus padres, aún así no le había dicho nada. ¿Por qué después de un mes de conocidos no lo sabía? Pregunta sin respuesta. Tal vez debía esperar.
«La paciencia todo lo alcanza, ¿No es así, Brake? —Se preguntó así mismo—. Solo espero que no pase más tiempo, él se arriesga estando aquí y lo sabe. Se arriesga a sí mismo, a mí y a esa chica que ama».
En la habitación de Javiera, Ross y ella seguían besándose como dos amantes. Estaban acostados en su cama y se acariciaban todo lo que podían. Se separaron después. Los dos se miraron directamente a los ojos y sonrieron. Javiera más que Ross, y ella pudo notar que aunque volvieran a ser novios y él aceptara que la amaba, no era el mismo, no lo era ni lo sería jamás.
—Acabo de recordarlo todo —comentó Ross. Ella lo miró confundida.
—¿A qué te refieres? —preguntó.
—Recuerdo como nos conocimos. Recuerdo como cambie por ti —La miró—. Recuerdo como nos enamoramos y nos separamos. Recuerdo cada detalle. Lo recuerdo todo —dijo de repente.
Y como si ella y él se trasladaran a un mundo en donde ya habían estado, el detective y su novia dejaron la realidad fuera de sus vidas y se fueron al pasado. Al pasado que el chico no quería recordar, pero que debía hacerlo. Como si fuera poco o no, ella también recordó. Los dos recordaron.
Meses atrás.
En la realidad de Febrero del años dos mil dieciséis (dos meses atrás de la terrible muerte de Mark y Stormie Lynch), el sol salía indicando un nuevo día que ver en la Tierra. La oscuridad se fue y él se posó a observar como estaba la gente del mundo a quien veía a diario.
Fijó su vista en una ciudad de los Estados Unidos de Norteamérica, en California-Los Ángeles. El semestre empezaba de nuevo en la prestigiosa Universidad de Princeton y con él, daba paso a una nueva aventura en la que "el rubio" podía divertirse de nuevo. Un nuevo comienzo en que Ross Lynch vería cómo hacer para que los profesores de medicina no lo olvidaran para siempre (y nunca lo harían).
El chico de ojos miel se preparaba para ir de nuevo a la Universidad. Su madre, Stormie Lynch, lo acompañaba en la sala mientras comía. Hablaban de tantas cosas sin sentido que el tiempo voló. Las siete y treinta y cinco apuntaban en el reloj de mano que Ross llevaba. Las clases empezaban a las ocho.
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Identidad Ross Lynch [TERMINADA]
FanfictionSinopsis: La vida puede dar un giro de 360 grados. Puede cambiar tu rumbo de un momento a otro. Puede darte una cachetada para hacerte despertar y forzarte a ver lo que es la realidad; eso fue lo que le pasó al protagonista de nuestra historia: Ross...