Identidad Ross Lynch [TERMINADA]

Capítulo 8. ¿Javiera?

—¿Por qué aún no me lo habías dicho, Jacinta? —preguntó Ross, no estaba enojado, no, solo sentía curiosidad.

—No lo sé, creí que aún no era el momento.

—¿El momento? Te conté de mis cosas a pesar de no estar del todo seguro si hacerlo. No es justo, no lo es —dijo y todos callaron. Adriana se odió en su mente por haber hecho ese comentario. «Que idiota soy —pensó—, todo estaba bien y tuve que regarla».

—Conocí a tus padres —dijo Jacinta rompiendo el incomodo silencio entre los tres—. Los conocí hace tanto tiempo como el mundo mismo —Utilizó una expresión que Ross conocía muy bien. Una expresión en el idioma de alta calidad que había aprendido hace unas semanas atrás por sus padres—. Los conocí en una misión aquí en España. Teníamos que atrapar a un mafioso. Garden, así era su apellido. Tus padres eran muy audaces, más que todo Mark, tenía un oído y una vista extraordinaria, podía oler el peligro a kilómetros. Además —Hizo una pausa y Ross la miró confundido—, era un gran pistolero.

—¿Pistolero? —preguntó Ross sorprendido—. Tal vez uno como lo de las películas del lejano oeste o como...

—Roland —completó la frase—. Sí, algo así —dijo y los dos se miraron sonriendo. Adriana los miró confundida.

—No entiendo de que hablan —dijo Adriana.

—Cuando leas la Torre Oscura entenderás —comentó Ross. Ella asintió aún sin entender.

—Tú madre en cambio —prosiguió Jacinta—, era más prudente y cautelosa, cosas que tu padre tenía, pero le faltaban. Los dos se complementaban muy bien, eran un gran equipo.

—Gracias por decírmelo —dijo Ross sonrieron, ella le devolvió la sonrisa.

—¿Lograron atrapar al mafioso? —preguntó Adriana.

—Oh, claro que sí. Pudimos atraparlo cuando tu padre, Ross, hizo unos contactos con unos negociantes. Se hicieron pasar por compradores y los pudimos capturar con la ayuda de la policía.

—¿Qué traficaban? —preguntó Ross.

—Armas —respondió.

—Bueno —dijo Adriana—, ¿Qué es eso que está envuelto en un papel de regalo? Lo vi cuando entré.

—Sí, Ross, cuando te vi lo tenías en la espalda y se me pasó preguntarte.

—Es un cuadro familiar de mis padres y yo. Mi casa se quemó ayer y fue lo que quedó intacto a pesar que la explosión ocurrió en mi cuarto y ahí estaba el cuadro. Otras cosas también quedaron intactas, pero lo único que quedó cien por ciento como es, es ese cuadro. Extraño, ¿no? —preguntó Ross y ellas asintieron—. Lo traigo conmigo porque es el único recuerdo material que tengo de mis padres, los otros los tengo aquí —dijo señalando su mente y su corazón—, y, lo guindaré en el lugar donde sienta que es mi hogar.

—Me parece bien —dijo Jacinta. Adriana solo asintió.

—Por cierto, aquí tengo esto —dijo sacando el pen-drive que pudo salvar antes de que su casa explotara.

—¿Un pen-drive? ¿Para qué? —preguntó Adriana.

—Antes de que mi casa explotara, pude salvar esto —Hizo una pausa. Adriana lo miró confundida, pero no preguntó nada. En otro momento el rubio le contaría que había pasado—, aquí, está una historia que sucedió entre mis padres y sus asesinos —dijo mirando a Jacinta—, ¿Conoces la historia?

Ella pensó.

—No —dijo al fin—, conocí a tus padres, sí, pero no compartí con ellos sus cosas íntimas.