Capítulo 63. El detective sin identidad.

53 9 5
                                    

El día era largo y eterno. Parecía que nunca iba a terminar, y eso era precisamente lo que Mark quería: que acabara, que la noche cayera y él pudiera dormir, aunque dudaba mucho de que eso pudiera pasar. Estaba en México con su esposa Stormie. Habían llegado con gran velocidad de los Estados Unidos. El caso que iban a hacer hoy, era importante, sumamente importante: atraparían a sus ex mejores amigos.

Se paseaban por la ciudad de Monterrey con mucha cautela y recelo, como si debieran algo a alguien. Tenían falsos rostros que los hacían lucir más viejos de lo que eran. Estaban cerca de un edificio de gran calidad y estructura. Medía quince metros de alto y unos veinticinco de ancho. Los vidrios eran duros y el color era negro.

Entraron con sus armas listas.

Atrás de ellos, se encontraban los oficiales.

Habían estado meses tras este caso. Desde que sus ex amigos se habían convertido en narcotraficantes, se dieron como misión atraparlos y consiguieron las pruebas: habían contratado a una persona para que se hiciera pasar por contrabandista. Se unió a los Wayne y pudo conseguir evidencias de los puntos de narcotráfico y hasta un contrato hicieron.

El día de hoy se "finiquitaría" ese contrato.

Estaban en la empresa del hombre contratado. Todos subían las escaleras con gran rapidez. Llegaron al último piso (eran diez pisos) y entraron en la reunión de manera brusca. Solo estaban los dos esposos y Hendrick Palmer (el contratado).

Señor Wayne, señora Wayne, quedan detenidos por el delito de traficar drogas dijo el detective, el mejor detective del mundo.

Con el arma entre manos apuntó a sus antiguos amigos y su esposa hizo lo mismo. Entraron después los oficiales ordenando que se levantaran y que colocaran las manos hacia arriba, y fue ahí que se dieron cuenta que todo había sido un engaño, algo bien hecho.

Les recomiendo que permanezcan callados dijo un oficial mientras los esposaba—. Todo lo que digan puede ser usado en su contra.

Y dicho esto los llevó a la cárcel de Monterrey.

Ahí, Mark fue a visitar a Mario Wayne. Entró en la cárcel y se detuvo frente a la celda del narcotraficante.

Se quitó el falso rostro mientras su ex amigo lo veía fijamente, parecía que tenía la mirada pérdida, pero no era así, solo lo estaba observando.

Te lo dije, te dije que te encarcelaría y así lo cumplí. Espero que haya aprendido la lección, señor Wayne, cambiarse al lado equivocado siempre trae consecuencias le había dicho Mark a su antiguo amigo mientras este lo miraba con un profundo odio.

Ahora yo te haré una promesa. Escaparé de aquí junto a mi esposa, y cuando lo haga, prometo que morirás, morirás tú, tu esposa y tu descendencia. Juro que así será.

Y estas fueron las últimas palabras que se dedicaron los dos. Mark salió de la cárcel con esas palabras en la mente. Debía aceptarlo, tenía miedo. Por eso, cuando trasladaron a los Wayne a los Estados Unidos, él pidió estar en el avión para asegurarse de que no ocurriera nada "extraño".

Pero, a pesar de que fueron presos, él sabía tan bien como su esposa que iban a escapar, y así lo hicieron. Fueron tras ellos, pero ya no sabían cómo hacer para atraparlos. Sabían que se habían cambiado el rostro, eso era algo muy obvio. Nunca consiguieron todos los puntos de narcotráfico que tenían, hasta años después que pudieron averiguarlo chantajeando a un hombre que trabajaba con ellos (Henry Puck) quien murió cuando iba a entregar las pruebas de que los Fernández eran los Wayne. Y, tiempo después, los detectives murieron.

Identidad Ross Lynch [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora