Capítulo 41. Ross y Brayan.

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"Hubo una pelea estúpida, pero a la vez, palabras sabias y promesas".

Identidad.

Pasaron horas para los cuatro. Raúl y Gerardo se hospedaron en la habitación al lado de la de Ross y Brayan. No habían hecho mucho, nada a decir verdad. Y, a ciencia cierta, no había nada que hacer hasta el día de hoy en donde irían a la iglesia y le pondrían los explosivos para luego pasar a los otros puntos.

El amanecer aún no había llegado. Eran las cinco de la mañana. El detective estaba durmiendo en el suelo con un colchón; Brayan dormía en la cama. La alarma sonaba con bastante fuerza haciendo que los oídos del rubio derramaran lágrimas invisibles, pero, que eran lágrimas a fin de cuentas. Ross tomó lo primero que tenía en su mano: el arma. Estaba al lado de la almohada y sus manos la acariciaban como si fuera una gran reliquia. ¿Y no lo era acaso? Oh, claro que lo era. No necesitó verla (ni siquiera abrió los ojos) y soltó un disparo que impactó justo en todo el medio de la alarma (que era del hotel) e hizo que esta cayera al suelo.

Abrió los ojos entonces. Miró a su amigo que estaba mirando a la pared. Seguía durmiendo. Posiblemente tiene el sueño pesado, pensó el detective levantándose de su "cama" e hiendose al baño. Salió y se colocó una ropa cualquiera, pero que lo hacía lucir muy elegante.

—Hora de despertar, Brayan —gritó mientras le daba unas palmaditas a Brayan en la mejilla derecha.

Brayan no despertó. Ni siquiera se movió.

—Vamos, Brayan. Es hora de que despiertes.

Brayan se movió un poco. Ya no estaba durmiendo, pero se negaba a abrir los ojos.

—Déjame dormir, Ross —dijo el castaño en tono de regaño haciendo que Ross empezara a perder la poca paciencia que tenía.

—Tienes que despertar. Hoy empezaremos el plan para poner los explosivos —explicó Ross con la paciencia que le quedaba (que era mínima).

—Quiero dormir —replicó Brayan Lander.

Ross tomó su arma del colchón. La había dejado ahí cuando había ido al baño. Apuntó a cinco centímetros al lado de la costilla izquierda de Brayan y disparó, haciendo que el colchón tuviera un hueco, y, haciendo que Brayan se despertara de un salto. Estaba asustado.

—¿¡Por qué hiciste eso!? ¿¡Estás loco!? ¡Casi me matas! —reprochó Brayan. Tenía el cabello desordenado y alborotado, además de unas ojeras que sobresaltaban en su cara y que se quitarían cuando se echara agua en el rostro.

—Si las cosas no se hacen por las buenas, entonces se hacen por las malas, ¿no lo crees, Brayan Lander? —preguntó, enojado. Brayan había hecho que la paciencia del rubio (que casi siempre era poca) se fuera.

—Me iré a bañar —dijo él levantándose de la cama. Sacó la bala y se la dio (tiró) a Ross y este la agarró con facilidad.

—Me parece bien —convino el rubio recuperando su paciencia.

Diez minutos fueron suficientes para que Brayan hiciera todo lo que iba a hacer en el baño. Salió con otra ropa y miró a Ross esbozando una sonrisa falsa.

—Que alegría es levantarme —dijo con un gran sarcasmo.

—Digo lo mismo —Sonrió de mala manera—. Sabes que debes levantarte temprano. Deberías estar acostumbrado. Eres un detective, actúa como tal —dijo Ross en regaño. Brayan lo miró fijamente a los ojos.

—No soy un detective. Solo soy un chico que quiere vengar la muerte de su madre. Mi vida se está hiendo ante mis ojos por la venganza que tengo que cumplir, pero no por eso soy un detective. ¡Odio esa palabra! —gritó.

Identidad Ross Lynch [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora