Capítulo 36. Acepto.

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Brayan había desaparecido y su padre no lo sabía aún. Se suponía que hoy era domingo diez de julio y todos los domingos, su hijo iba a dar unas vueltas por las avenidas San Lorenzo y San Juan (que quedaban a unas cuantas cuadras de su casa). Lo que no sabía José, era que unos tipos habían secuestrado a su hijo para llevárselo y que él no supiera más de su vida; así fue como Brake y Tyler lo encontraron a la hora y el lugar indicado (es una información que el detective les había dado). Ahora, llegaba a su casa de trabajar. Ayer fue el entierro de su esposa, pero decidió ir a la empresa para dejar de pensar tanto en la difunta Marta Lander.

Abrió la puerta y cuando dio el primer paso a la casa, pisó una especie de papel con un escrito. Lo sintió y se dobló a tomarlo para ver que decía:

—No volverás a ver a tú hijo, o por lo menos no por un buen tiempo. No sabes quién soy, y yo te aseguró que tampoco sé quién eres. No debería decirte esto, pero tu hijo luchará por su madre junto a un amigo que pronto sabrás quién es. Pero, necesito de tu ayuda para hacerles creer a las personas que los secuestraron y mataron a tu esposa, que él está muerto para que no sospechen. Sé cosas sobre ti, y por eso hago esto, para vengar la muerte de tu esposa. Ayúdame y ayuda a tu hijo.

P.D.: Brayan estará bien. Es una promesa.

El señor Brake hizo lo contrario a lo que Ross le había pedido, pero sabía que era lo mejor. Después se lo explicaría y él entendería. Ahora, José Lander entendía todas las palabras que había leído, y aunque estaba desconcertado por no saber cómo haría Brayan para vengar a su madre y quién era ese amigo que pronto conocería; pensó en cómo hacer para que su hijo pareciera muerto y se le ocurrió una idea (bueno, varias ideas, pero está sería la más sensata).

Llamó a un amigo suyo, cercano de la universidad, que era escultor y muchas otras cosas referente al arte. Su amigo vino minutos después a su casa y empezó la plática.

—¿Qué necesitas, viejo amigo?preguntó dulcemente el rubio Omar Dark.

Sé que estás muy ocupado. Me enteré que harás unas pinturas abstractas y unos paisajes para un museo y no quisiera quitarte mucho tiempo.

—Dime. No importa lo que quieras, si yo puedo ayudarte, sabes que lo haréSonrió.

—¿Puedo confiar en ti?preguntó con curiosidad, pero ya conociendo la respuesta.

—Sabes que sí, y si me buscas, es porque es algo importante.

—Así es. No te hubiera llamado de no serlo.

—Cuéntame, ¿Qué sucede?

Y ahí contó todo, o bueno, lo que sabía hasta ahora. Le dijo lo de su secuestro y la verdad de cómo había muerto su esposa (el otro ni siquiera sabía nada acerca de eso). Contó lo de la carta (que ya había quemado) y le dijo de su plan.

—Necesito un muñeco lo más parecido de mi hijo. Debemos hacer que muera.

—Entiendo. Todo esto es muy peligroso, ¿no?Él asintió—. Arriesgo mi vida, pero eres mi amigo, el único que tengo desde que entré en la universidad aunque estuviéramos en diferentes carreras.

—Lo sé.

—¿Cómo haremos que "tu hijo" muera?

—Cuando tengas el muñeco listo, fingiremos un incendio en mi casa. Yo no estaré aquí, pero si el muñeco.

—¿Entonces quieres un muñeco que resista al fuego?

—Por lo menos que lo resista media hora. Cuando quede en cierto sentido carbonizado, le haremos saber a todo el paísY posiblemente al mundo enteroque mi hijo murió.

Identidad Ross Lynch [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora