Capítulo 12. Eres tan... tan linda

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—Como escuchó —dijo el profesor y todos fijaron su vista en él. Ross lo odió y lo despreció tanto como pudo (aunque no había razón para hacerlo). ¿Cuál era el problema? ¿Hacer el trabajo con una nerd? ¿Ese era el problema? O, ¿Qué el encuentro de hace una hora y media dejó claro entre él y Javiera que nunca podrían llevarse bien?—. Usted y la señorita Fernández harán juntos el trabajo de nutrición —repitió el profesor.

—No, profesor —dijo Ross—. Vamos, podría hacer el trabajo con Brayan. Por favor —suplicó. El profesor se rió en sus adentros. Así le gustaba ver a Lynch: suplicante, que rogara, aunque no sabía porque lo hacía, pero le gustaba. Suplica, Lynch, así me gusta. Verte suplicar y en el primer día de clases.

—No. Ya elegí las parejas y usted lo hará con la señorita Fernández —dijo el profesor y una sonrisa se posó en su rostro. Si el rubio hubiera tenido una pistola, lo más seguro era que el profesor ya tuviera un balazo en la frente y estuviera en el suelo retorciéndose y el que tendría la sonrisa sería él. Claro, después iría preso, pero, no se arrepentiría.

—Pero, profesor —volvió a suplicar y en sus adentros se odió por eso. Que tonto, pensó. Pero por nada en el mundo quiero tener que hacer un trabajo con ella.

—¡Pero nada! —gritó. Todos lo miraron perplejos. Que buen inicio de clases, ¿no?

—Descuide, profesor, yo puedo hacerlo sola —dijo Javiera desde su asiento. Las miradas se posaron en ella. La chica no tenía problemas en hacer el trabajo con Ross, por ella podían hacer borrón y cuenta nueva, pero no, el rubio no haría nada de eso.

El profesor la observó con detenimiento. Está chica no tiene la culpa de nada, pensó. Aún así, quiero seguir viendo a Lynch como está ahora. Lo siento, Javiera Fernández. Como lo siento.

—No, lo siento, pero no. Las parejas se quedarán así como están.

—Pero, profesor —dijo Ross de nuevo.

—Ya, señor Lynch, siéntese. Me estoy hartando de usted. Además, no veo porque no quieren hacer el trabajo juntos. ¿Sucede algo? —preguntó Luis Silva enarcando las cejas.

Los dos chicos se miraron. Las miradas de ellos dejó ver (y sobre todo comprender) al profesor que había pasado algo entre ellos. Sin embargo, no podía suponer que sucedió. Posiblemente la culpa era del rubio. Siempre lo era.

—No —respondieron Javiera y Ross al unísono.

—¿Entonces? ¿Cuál es el problema? —¿Cuál era el problema? Era una excelente pregunta. Ninguno de los dos sabía el problema. Javiera suponía que era de Ross y él, suponía que era de su cabeza.

—Ninguno —contestaron los dos, mirándose.

—Muy bien. Ahora cállense porque ya estoy de muy mal humor o si no les enviaré un trabajo de más de doscientas páginas. ¿Me entendieron?

—Sí.

—Que bueno. Entonces, seguiré diciendo las parejas —Aunque solo dije una, pensó riendo en sus adentros. Por fin, había logrado doblegar a Ross, y eso era bueno, o por lo menos para él. Una dulce venganza que aún no comprendía, pero que había pasado.

El profesor terminó de decir las parejas. Para los amigos de Ross el destino fue diferente y tuvieron suerte. A Brayan le tocó con Estefany Lud (la chica de la que Brayan siempre ha tenido sentimientos encontrados, pero que nunca se había atrevido a decirle por temor a rechazo. Por eso era como era. Aunque no había razón para serlo a ciencia cierta). A Alex le tocó con Melissa Ford (la chica con quien Ross tendría sexo hoy) y a Max con Nataly Morfo (la pelirroja que estaba loca por Ross y con la cual nunca había probado hacer el amor).

Identidad Ross Lynch [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora