Capítulo 2. Siempre estaré ahí contigo.

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El mundo es una extraña aventura. Es como un tren, un tren que arranca cuando naces y se detiene cuando mueres, ¿Qué es el mundo en realidad?, ¿Qué es la vida en realidad? Nadie lo sabe. Es uno de los misterios más grandes que existen. Si les preguntáramos esto a unos científicos responderían de manera científica. Pero si lo preguntáramos desde el punto de vista de vivencia, habría mil y un respuestas que escuchar.

Para ti, ¿Qué es la vida lector? ¿Qué aprendes de ella? Bueno, muchas cosas (responderías tú). Creo, que desde el punto de vista de cada persona, uno aprende muchas cosas de la vida dependiendo de cómo las vivas. A veces la vida nos da enseñanzas inolvidables, ¿Cómo cuales? Despertar, creo que es la primera enseñanza (desde mi punto de vista claro). ¿Pero de qué hay que despertar? De un mundo de fantasías que obviamente no existe, despertar para ver la realidad como es, por eso, hay que despertar.

Y eso fue lo que le pasó a Ross Lynch, el día vientres de abril del año dos mil dieciséis. Estando en casa de su amigo mientras escuchaba la larga discusión entre Brayan y su madre (una discusión que tardaría más o menos tres o cuatro horas), decidió hacer algo diferente a escuchar esa pelea sin sentido. Tomó el control de la televisión y empezó a cambiar canales. Y en uno de esos canales, vio lo que hizo que su vida cambiara: un avión destruido y en ella la vida de los seres a los que él más amaba. Su mundo fue otro en un instante, le fue arrancada la felicidad, pero, ¿Se dejaría arrastrar por la vida? O, ¿Lucharía? Eso solo lo sabe el destino. Solo el destino y por supuesto Dios.

En la casa de los Lander (la casa de Brayan), aún él y su madre seguían en una discusión y no se daban cuenta de la noticia que Ross acababa de recibir, y no se hubieran dado cuenta si no hubiera sido porque el mismo Ross se echó a llorar y ellos acabaron su pelea, y por primera vez, no la terminaron por razones de que el señor José hubiera llegado y no le gustara que su hijo y su esposa estuvieran discutiendo por razones infantiles, no, esta vez terminarían su discusión unas tres horas más temprano por razones mayores, razones de muerte...

—¿Qué pasa Ross? —Preguntó Brayan a su amigo mientras lo abrazaba sin saber el porqué de esa acción.

—Mis padres —dijo Ross y fue lo único que sus labios lograron decir.

—¿Qué sucede con tus padres? —Preguntó Brayan, pero no dijo más porque Ross le señaló la televisión y él y su madre (que ya había llegado al lado de Ross) vieron que aún el periodista que había dado la terrible noticia de la muerte de los señores Lynch a Ross, también se la daba a ellos dos, quienes entendieron lo que sucedía.

—Cálmate Ross —dijo la señora Marta mientras abrazaba a su ahijado. Sí, porque él era su ahijado, ¿Dé qué? Bueno, de lo que los católicos llamaban la confirmación. Ross hizo su confirmación a la edad de trece años, y sus padres que eran muy amigos de los señores Lander, llegaron a un acuerdo para que la señora Marta fuera la madrina y él señor José el padrino, aunque bueno, Ross casi nunca los llamaba "padrinos", solo eran señora Marta y señor José—. Tal vez se equivocaron —dijo ella dando un poco de esperanza a su ahijado aunque ella sabía muy bien que eso, era algo casi imposible.

—Si Ross —dijo Brayan—. Tú sabes que la prensa a veces exagera o miente.

—Ross los miró de muy mala manera, como diciendo: «¿Enserio?» «¿No puedes inventarte una mejor excusa para arreglar mi corazón que está roto en mil pedazos?» —. ¿Acaso no ven que están en el lugar de los hechos? —repuso Ross—. Además, ¿Tú crees que mentirían con algo como eso? —ellos callaron.

Nadie dijo nada porque de un momento a otro, Ross empezó a jadear, como si perdiera el aire. Ross no tenía problemas de asma o problemas respiratorios, pero aún así, su aire empezó a faltar y se desmayó. La señora Marta y Brayan lo acostaron en el sofá e intentaron despertarlo. No pudieron hacerlo reaccionar. Por eso, tomaron la decisión de llevarlo a la Clínica más cercana para ver que podían hacer por el pobre de Ross que no aguantó la noticia y sufrió un desmayo, ¿Y quién no se desmayaría si se enterase que sus padres murieron? Podría ser un mal hijo o podría ser un hijo que odia a sus padres por algo malo que le hayan hecho, sea abandono u otras cosas más, pero aún así, siempre sufrían, porque los padres pesan, y pesan mucho.

Identidad Ross Lynch [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora