Pelear con él era la cosa más difícil que Stefhany Pink había hecho en toda su vida. Ella intentaba atacarlo, acorralarlo, pero no lo lograba. Él era veloz, eficiente y sus golpes podían haberla matado en un instante si no hubiera sido por la rápida reacción que Stefhany tenía.
Atacaba.
Él la esquiva con mucha facilidad mientras a ella le costaba demasiado tan siquiera acercársele.
Pero, había algo: el detective no estaba luchando de verdad. La realidad era, que si lo hubiera hecho, posiblemente ella yaciera muerta en el piso de cerámica de su nueva casa hace mucho rato. ¿Por qué no luchaba en serio? Porque no quería lastimarla, pero por supuesto, él tampoco se dejaría lastimar.
Al final de todo, terminaron sin golpes certeros y con un ventajoso empate para él. Se sentaron en el sofá después de veinte largos minutos de pelea y se miraron las caras. Sonrieron y se miraron a los ojos fijamente. Se besaron. Fue un beso profundo y apasionado. Era puro sentimiento entre ellos.
Se separaron y unieron sus frentes.
—Iré contigo —dijo ella en un susurro agitado. Estaba cansada aún por la gran batalla—. Me iré contigo y te acompañaré en tu loca "misión".
Él sonrió.
—Gracias, Stefhany. Eres mi loco amor de un día, y siento que será para toda la vida.
Ella abrió los ojos como plato al escuchar eso.
—¡Wow! Apenas digo esto y ya piensas en un gran futuro —dijo sonriendo, pero lo cierto era que ese comentario le había gustado mucho.
—Sé que así será.
—Si Dios quiere habrá agua —dijo ella y él asintió.
—Cuando pasemos esto, cuando todo se acabe, seremos felices los dos.
—Si es que seguimos vivos.
—Lo haremos. Sé que seguiremos viviendo, Stefhany. ¿Confías en mí? —le preguntó mientras la miraba directamente a los ojos.
—Con toda mi alma entera.
—Entonces, seguiremos viviendo.
Y pasaron dos semanas de gran felicidad para el grupo que ahora crecía un poco más.
Solo faltaban cincuenta y cinco días para las explosiones.
Dos semanas ya se habían pasado. Septiembre ya había llegado, estaban a uno de septiembre y por fin, el grupo ya se retiraba de Nueva York. Gerardo ya estaba cien por ciento recuperado, y Stefhany ya le había puesto la renuncia a su jefe excusándose de que se iría del país con unos tíos que habían venido por ella para llevársela a vivir con ellos. Su jefe colocó cara de decepción, pero no dijo nada al respecto.
El detective por su parte, había tenido extraños sueños con su difunta esposa en donde ella le decía que iba por buen camino y se alegraba de que hubiera conocido a otra chica. Le decía que fuera feliz y él solo le respondió:
—Gracias, Javiera. Pero solo por estar feliz de nuevo, no quiere decir que deje todo atrás. Te vengaré a ti y a mis padres. A mis amigos y a mi madrina.
—Entonces, que Dios te acompañe —había dicho ella mientras le acariciaba el cabello, y el sueño se había esfumado.
Ross estaba parado en la ventana mirando al sol. Traía unas pantuflas que se había comprado hace unos días y tenía un mono de dormir. A su lado, estaba Stefhany quien había empezado a dormir con él hace una semana.
—¿Pasa algo? —preguntó. Él la miró y ella entendió de inmediato de que se trataba—. Oh, entiendo. Otra vez Javiera, ¿no?
—Así es —Sonrió y le rodeó el brazo mientras los dos miraban el hermoso día que se presentaba para ellos—. Está feliz por mí. Y yo también lo estoy. Me has hecho muy feliz.
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Identidad Ross Lynch [TERMINADA]
Hayran KurguSinopsis: La vida puede dar un giro de 360 grados. Puede cambiar tu rumbo de un momento a otro. Puede darte una cachetada para hacerte despertar y forzarte a ver lo que es la realidad; eso fue lo que le pasó al protagonista de nuestra historia: Ross...