Capítulo 10. Nuestro primer día de novios.

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"Desde el fondo de su corazón, una voz aclamaba, no, gritaba que la amaba, pero él no la escuchaba".

Identidad.

En un mundo en que todo se mueve y las cosas cambian, los seres humanos sobreviven en él y viven con él. Se acostumbran, y cuando el planeta gira, ellos giran. Cuando cambia, ellos cambian. Pero los sentimientos no cambian, eso no.

En la Tierra, existía un bosque tan grande como el espacio mismo (hubiera dicho Ross si lo hubiera visto desde el cielo). Ahí, había una gran casa (parecida a una mansión) la cual se encontraba oculta entre todos los árboles. En esa casa, se llevaba a cabo una conversación, una conversación que dejaría muchas intrigas. Misterio tal vez. Aún así, nada puede estar oculto entre cielo y tierra.

—Sí, se que debemos hablar —dijo Jacinta mirando al rubio.

Ross miró a Tomás Brake y él ya sabía lo que este diría. Aún así, se quedó a escucharlo.

—En privado, por favor —pidió Ross. Brake asintió y se fue, dejando a alumno y maestro solos en este momento, aunque, ¿Quién era el alumno y quién era el maestro?

—Bien, ¿Por dónde quieres comenzar? —preguntó Jacinta.

—¿De dónde conoces al comisario que era jefe de mis padres? —fue lo primero que preguntó.

—Hace muchos años, yo trabajaba en la CIA de los Estados Unidos. Como ya te imaginarás, no soy española, aunque ya debes saberlo por mi acento; mi esposo si lo era —Hizo una pausa—. Trabajaba en Portland; ahí nací —informó—. Brake, era el comisario general de la CIA y cuando me gradué en la academia de policías de Portland y comencé a trabajar en la CIA él era mi jefe, pero eso fue antes de tus padres Ross, antes de que los conociera. Después me trasladaron aquí y conocí a mi esposo —o al que era su esposo—. Eso pasó en los años ochenta. Varios años después me retiré por los motivos que ya sabes.

Ross asintió.

—¿Por qué no me dijiste que lo conocías? —preguntó, pero no con enojo ni reproche, más bien con curiosidad.

—Preferí esperar. Sé que él conoció a tus padres y que eso te da alegría. Aún así, es mejor esperar.

—¿Sobre qué hablaron?

—No te lo diré —respondió. Ross la miró sorprendido—. Él te lo dirá, solo espera.

—Bien. ¿Por qué me trajiste ante él? ¿Qué me puede enseñar él que tú no me hayas enseñado?

—Lo descubrirás, Ross. Ya lo descubrirás —Los dos se miraron y ninguno dijo nada. Ross sabía que estando con Tomás Brake pasarían muchas cosas, pero, ¿Qué cosas pasarían? ¿Cosas positivas? O, ¿Más muertes?—. Creo que ya no tienes más preguntas, ¿verdad?

—No —respondió. O por lo menos no que me acuerde —pensó. Ella asintió.

—Entonces, te debo dejar. Cuídate, Ross, sobre todo de Javiera Fernández. Sabes que si ella está aquí por "casualidad" —Y vaya casualidad—, es por algo. Te vigilan.

—Lo sé. Lo he notado desde que estoy en tú casa.

—¿Al final ella morirá? —preguntó. Su pregunta le cayó como un rayo al corazón. No la esperaba.

—No lo sé. No sé qué pasará. Si el destino quiere que muera así lo hará.

—Y tú, ¿Quieres que muera? —preguntó. Ross calló por un rato y ella pensó que no respondería. Al final lo hizo.

—La odio —logró decir—. La odio con toda mi alma, pero, a la vez puede que la ame —dijo y ella solo asintió y lo abrazó—. Gracias por todo. Prometo que viviré y cuando el Sol esté brillante y veas en él algo impactante, me volverás a ver. Es una promesa —Ella volvió a asentir y como si el destino se hubiera posado en su mente sus palabras fueron directas y traían verdad.

Identidad Ross Lynch [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora