—¿Quieres saber qué decía la carta? —había preguntado Robert a Ross mientras éste lo veía sentado en el piso. Ya había escuchado todas las historias que debía escuchar y estaba en la parte final de la última.
—Por supuesto que quiero saberlo —respondió seguro el detective.
—Bien —dijo Robert, sonriendo—. Decía así: «Adiós, Mark. Adiós, Stormie. Siempre serán mis amigos, nuestros amigos. Pero, primero está la venganza y luego el perdón. Y lo que hay entre nosotros es muy grande para perdonar. Nos vemos en el infierno» —Hizo una pausa—. Firmaba Angélica —informó.
—¡Son unos hijos de puta! —dijo Ross en un grito mientras una lágrima se le escapaba por la mejilla—. Lo son.
—Claro que lo son —dijo en un asentimiento—. Pero ellos, mataron a tus padres, y te matarán a ti.
—Nunca conseguirán matarme —aseguró el detective.
—Oh, claro que lo harán.
Y claro que lo harían.
En ese momento, Ross Lynch dudaba que sus palabras ahora fueran verdad. Estaba siendo apuntado con un arma por un hombre al que ya conocía y odiaba. Era el hombre de la cicatriz, que lo estaba mirando con cierta furia e ira por haber caído en la mentira de creer que el detective estaba muerto. Sin embargo, si moriría, sería con honor, y solo él. Sus amigos, debían vivir.
—Nos volvemos a ver la cara, Ross Lynch.
—Rubén McCall. ¿Cómo me encontraste? —Fue lo primero que se le vino a la mente preguntar, sin saber si al tipo que estaba a sus espaldas, le importaba o no responderle—. ¿Cómo supiste que era yo? ¿Cómo supiste que estaba vivo?
—No hay que ser muy listo para saberlo, Ross Lynch. Un tornado de gran magnitud no pueden causar explosiones y destruir todos los puntos. Eso es algo ilógico y algo poco creíble. Y además, encontramos una cueva con almohadas y sabanas. ¿Quieres qué siga? —preguntó con ironía.
—¿Cómo supiste qué veníamos acá?
Él miró a Raúl, sabiendo al instante que era él.
—Porque conozco muy bien a ese hombre —dijo señalándolo con el dedo, pero sin quitar el arma de la parte baja de la espalda de Ross—, y sé que vendría aquí —Miró fijamente a los dos hermanos y su ira aumentó—. Par de traidores, como las pagarán —dijo y con su mano libre, sacó otra arma de su chaqueta y les apuntó—. Despídanse de este mundo —dijo mientras las personas llenas de temor y otras de intrigan miraban la escena.
Era el final de los dos hermanos.
—Tú no matarás a nadie —dijo Brayan Lander desde atrás. Su voz se oyó desafiante y llena de humor. Cuando Rubén quiso voltear por instinto a ver de quien provenía la voz, Ross hizo un movimiento tan rápido como la luz y le quitó su arma mientras Raúl y Gerardo les quitaban las armas a los otros dos hombres, y luego los cuatro se colocaban juntos.
—No puedes con nosotros, "jefe" —dijo Raúl con tono burlesco mientras les apuntaba a los tres oponentes que tenía enfrente.
—Son unos idiotas. Conmigo lo tenían todo, ¿Por qué lo deja...? —Y no terminó la pregunta cuando se oyó un disparo proveniente de la pistola de Ross que rozó la oreja del hombre de la cicatriz, quien dio un salto asustado al igual que los otros dos y se llenó de temor, y pensó: «Creo que esto fue una equivocación». Y lo era en cierto modo, porque en la situación en la que estaban, iban a morir, pero no cederían, no ahora.
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Identidad Ross Lynch [TERMINADA]
FanfictionSinopsis: La vida puede dar un giro de 360 grados. Puede cambiar tu rumbo de un momento a otro. Puede darte una cachetada para hacerte despertar y forzarte a ver lo que es la realidad; eso fue lo que le pasó al protagonista de nuestra historia: Ross...