Identidad Ross Lynch [TERMINADA]

Capítulo 22. ¿Qué me van a inventar?

El día de la boda de los amigos llegó justo la tarde de octubre de mil novecientos ochenta y nueve. El sol estaba oculto entre las nubes grises que ocupaban el cielo. La iglesia Virgin María of Childhood se habría para todos los invitados de los novios. Estaban los parientes sentados en la primera fila de la bella iglesia. Estaban los padrinos de los novios que no eran más que unos buenos amigos de la FBI. ¿Cómo se llamaban? Estaban Andy Williams y Bread Lían (por parte de Mark y Stormie) y Charlie Chambers con su novia Patricia Emmet (por parte de Mario y Alexa). Estaban también muchos oficiales de la FBI abarcando casi todas las sillas y también la prensa (siempre la prensa).

Ya los amigos estaban listos esperando a sus novias quienes estaban llegando al altar. Todos los presentes se levantaron y primero pasaron las damas de honor, tres damas de honor. Luego las bellísimas novias con sus largos vestidos blancos; llegaron a donde sus casi maridos las esperaban. El padre Louis Hamilton miraba al par de parejas con una expresión de gran felicidad en su rostro. Empezó la ceremonia.

Duró más o menos hora y media y llegó a la parte que a todo el mundo le interesaba. El padre miró a las parejas y preguntó:

—Mark Lynch. ¿Aceptas como tú esposa a Stormie Destjeor para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?

—Claro que sí, padre. Acepto, acepto y acepto —respondió, sonriendo. El padre asintió.

—Stormie Destjeor. ¿Aceptas como tú esposo a Mark Lynch para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?

—Con el mayor gusto de mi vida. Acepto.

El padre miró a la otra pareja que tenía una gran sonrisa de ansiedad y felicidad.

—Mario Wayne. ¿Aceptas como tú esposa a Alexa James para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?

—Sí, padre. Yo la acepto como mi esposa —Sonrió.

—Alexa James. ¿Aceptas como tú esposo a Mario Wayne para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?

—Lo acepto una y mil veces.

Luego pasaron a la parte de los anillos y terminaron la ceremonia. Venía lo último.

—¿Hay alguien qué se interponga a que estos dos matrimonios se unan? —Nadie dijo nada—. Muy bien, entonces si nadie se opone a estos matrimonios. Por el poder que me confiere Dios y la Santa Iglesia, los declaro marido y mujer. Pueden besar a su respectiva novia.

Los dos besaron a sus respectivas esposas ante el aplauso de todos los presentes. Caminaron con dirección a la entrada/salida de la iglesia mientras todos lanzaban arroz. En la salida, dos limusinas esperaban a los esposos y ellos se montaron ante la felicidad de todos. Fueron a la fiesta que sería en un salón ubicado en el hotel Star For People. Las limusinas se tardaron unos diez minutos en llegar al hotel. Los esposos se bajaron y ya habían otros invitados esperándolos.

El recepcionista del hotel los atendió y les mostró donde estaba el gran salón para la fiesta. Ellos pasaron y luego todos los presentes se sentaron y aplaudieron. Habían unas quince mesas de veinte sillas cada una. Delante de la primera silla estaba un gran espacio para bailar, todo estaba con unas luces brillantes y hermosas de color azul. Al lado izquierdo estaban los meseros con su espacio en la cocina para preparar todo para los invitados. Los esposos se acercaron al micrófono que estaba en un paral, justo en el espacio para bailar. Los amigos se miraron y decidieron que Mark hablara primero.