Era de noche cuando había ocurrido el hecho. Los señores Lynch no tuvieron más opción que matar a esos seres de tanta maldad, de tanta oscuridad. Antes, eran gente de luz, gente que brillaba en la oscuridad, pues era personas muy buenas y nobles. ¿Y acaso no lo seguían siendo? Por supuesto que sí, pero ya no del mismo modo.
Hacía solo dos días que había pasado la muerte de los abuelos del niño Ross Lynch. Aún, Mark Lynch y su esposa no se habían recompuesto de esa espantosa muerte, cuando ellos mismos provocaron la muerte de otros seres. Esa trágica muerte que el pobre niño tuvo que presenciar, y, lo peor del caso, era que había acudido a los enemigos de sus padres, sin saber que estos lo eran.
Aunque, no lo eran de verdad.
La muerte había ocurrido de una forma inesperada. Los narcotraficantes Robbie Mendes y Ester Mendes, se habían opuesto a la detención. Ya estaban atrapados y estaban sin salida alguna. Pero, ellos no querían ir presos y dejar a su hijo en un orfanato.
El escenario ya estaba puesto. La policía, en conjunto con los detectives Lynch, habían rodeado en un callejón sin salida a los Mendes quienes pensaban en cómo podían salir de esa terrible situación. Al final, se dieron cuenta de que saldrían preso... o muertos.
—¡Bajen las armas! —había gritado Mark Lynch desde detrás de sus autos.
—¡Están rodeados! ¡Por favor, Robbie, Ester! ¡No se resistan! ¡Entréguense! ¡No queremos hacer esto más difícil! ¡Piensen en su hijo! —gritó Stormie.
—¡En él pensamos! —repuso Robbie y un disparo salió de su arma y de la de su esposa con dirección a la cabeza de los detectives.
Estos lo esquivaron fácilmente.
—No tenemos opción —le dijo Mark a Stormie con una mirada de tristeza casi imposible de quitar.
—Mark...
—¡Tenemos que hacerlo, Stormie! Ellos, ellos no se dejaran, y nosotros... tenemos que hacer nuestro trabajo —Y sin ver, un disparo salió de sus armas, impactando en el pecho de los dos narcotraficantes, terminando con su vida al instante.
Hubo un momento de silencio.
—Esto, ha terminado —dijo Mark, y unas pequeñas lágrimas habían salido de sus ojos. Se las quitó con brusquedad mientras miraba al cielo culpando a Dios de esa situación, y fue ante el cuerpo de sus compadres. Ahora, debía explicar el hecho a su hijo de ocho años y al huérfano de doce.
—Ross... —volvió a repetir Anthony mientras se levantaba del suelo.
—¡Eres un hijo de....! —dijo Ross y sus palabras se cortaron.
—¿¡Un hijo de qué!? ¿¡De perra!? —preguntó gritando el narcotraficante.
—¡Me abandonaste cuando te necesitaba! ¡Te ofrecí mi casa! ¡Tenías una familia! ¡Me tenías a mí! ¿¡Acaso no te bastaba!?
—Tus padres mataron a los míos.
—No te atrevas a hablar de mis padres. ¡No tienes derecho! Tú sabes mejor que yo cómo fueron las cosas.
Él se calló.
—Lo siento —dijo Anthony con un tono sereno y suave, tranquilizador, que aparentaba calmar las cosas—. Siento haberte abandonado.
Ross se acercó más a él.
—Tus disculpas no sirven de nada ahora, Anthony —Ross sacó de su bolsillo una carta blanca pequeña. La carta estaba bastante arrugada. Anthony al verla colocó ojos como plato.
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Identidad Ross Lynch [TERMINADA]
FanficSinopsis: La vida puede dar un giro de 360 grados. Puede cambiar tu rumbo de un momento a otro. Puede darte una cachetada para hacerte despertar y forzarte a ver lo que es la realidad; eso fue lo que le pasó al protagonista de nuestra historia: Ross...