Caso 26: Tres son multitud... ¿Y cuatro? (2/2)

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Comenzamos con algo normal.

Me preguntó que eran todos esos ruidos extraños que venían del armario, que parecía que tenía amarrado a alguien o que sé yo.

Pfft, claro que no tenía amarrado a nadie, sólo los encerré y les puse cinta adhesiva en la boca, y até las muñecas de mis dos mejores amigos.

No los amarré completamente.

Bueno, seguidamente, Kiku dejó las palomitas de maíz en una fuente, y nos pusimos a ver la película que a Kiku le gusta.

"El curioso caso de Benjamin Button". 

Tomamos asiento en el suelo -No en el sillón, vaya a ser que Scott piense cualquier cosa si la funda que tiene sobre las almohadas se mueve un poco-, y nos acomodamos, justo después de que Kiku dejara los bocadillos sobre la mesa de centro, y apagara la luz.

-Pfft, el protagonista no sería tan guapo, si no le pusieran kilos de maquillaje. -Me quejé cuando Kiku se puso a mi lado, y se apoyó en mi pecho haciendo arrumacos.

-No sé de que se queja tanto, Arthur-san. Usted también es guapo. -Me comentó levantándose para coger un caramelo.

-No sé de que hablas Kiku. -Le dije algo presumido-, Si yo-

-Bueno, tampoco diré que es Brad Pitt, pero algo es algo. -Finalizó echando el caramelo en su boca.

Me dio un tic en la ceja derecha, y lo cogí de la muñeca para que se recostara en mi pecho de nuevo.

Iba todo de maravillas, cuando los imbéciles de Lovino y Alfred comenzaron a gritar como desesperados, y a Alfred le sonó el celular. 

¿¡Quién en su sano juicio tendría un opening de que serie sé yo como tono, y como sabría que alertaría a Kiku?.

Sí, me deben una grande.

Después, los eché de casa de una patada, y volvimos a ver la película.

Volvimos a acomodarnos, y ya casi estábamos en la mitad del cd... cuando se me ocurrió la genial idea de sacar un dulce.

Kiku estaba estirado, y los caramelos estaban detrás de él.

Pasé mi brazo por detrás de su nuca, aprovechando la excusa de los caramelos... y cogí uno, bastante suave de hecho.

Lo metí a mi boca sin preocupación, notando que era bastante amargo... demasiado, a decir verdad.

-¡Arthur-san!. -Lo escuché gritar de pronto, apuntando a mi mano.

Que de por sí, estaba negra.

Kiku se levantó rápidamente, y prendió la luz, mientras yo bebía el jugo que nos habíamos servido.

-¡Se ha comido una colilla de cigarro!. -Vociferó con espanto.

Me ahogué con el jugo ¡Lo natural!.

Comencé a toser de una forma horrible, y sentía como todo me daba vueltas y me apretaba la cabeza. 

Me estiré en el sofá, aún tosiendo y con esa horrible sensación de escozor en mi garganta, mientras Kiku se veía desesperado.

Entonces, mi 'adorable' japonés, de un golpe en la cabeza, me tumbó en el sofá, y se subió encima mío.

¡Me sentía ahogado!.

Y sucedió que de tanta emoción, me desmayé.

¡Pero aún estaba consciente!.

Bueno... lo que recuerdo es que Kiku puso ambas manos sobre mi estómago, para poder acercarse a mis labios.

-No se enoje Arthur-san, pero le haré respiración boca a boca. -Sentía de cerca su respiración en mis labios y...

-¡¡Lo siento!!. -Gritó Manuel.

-¡No en mi sofá!. -Dijo Allistor.

-¡Ayuden a Arthur-san!. -Kiku se levantó, y se fue de la casa, ya que escuché el portazo.

Definitivamente... cuatro son multitud en esa casa.

Segunda cita, fallida.

[APH] [AU] Diario de observación de Arthur Kirkland. (AsaKiku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora