Caso 44

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Diario, fue el día más putamente mágico de mi vida.

Aunque... no recordaba que Kiku tenía perro, a decir verdad.

-¡Parecemos idiotas! ¡Tenemos que tener una cita en tu casa, Kiku!. ㅡLe dije aprovechando que había vuelto a Gakuen.

-... Si así lo quiere usted. Hoy a las cinco, aprovechando la semana libre.

Sí, tengo mucho trabajo en el consejo estudiantil, pero ¿Crees que me perdería esta oportunidad?.

Ni en sueños, ni borracho, ni en alcohólicos anónimos.

Llegué a su casa puntualmente, e inhalé el olor a té y galletas que Kiku tenía sobre el kotatsu.

Quería que nos acostáramos juntos a ver la película, y por supuesto que no me iba a rendir.

Uno, dos... tres.

Y así terminé abrazado a Kiku, en un colchón, mientras jugaba con su pelo y veíamos una hermosa película.

¿El nombre?... ¿Le importa a alguien?.

... Vale, no he visto la película, ¡Apenas me concentré!.

Aunque creo que era de terror, ya que Kiku se tensó y se volteó para quedar pegado a mi pecho.

¡Agh! ¡Maldito día! ¿¡Por qué tuviste que terminar!?.

La cosa es que me puse a un costado, pasé mi mano por encima suyo, y Kiku se pegó más a mí.

-Creo que era una película de terror.

(Una observación, sirves para eso maldito).

Esta escena era lo que siempre quise para nosotros, su cabello hacía cosquillas en mí cara, y comencé a jugar a tientas con él.

Sí, quería perderme con él en las frías sabanas, sin que nadie supiera que estábamos aquí.

¿Cree lo que quieras, vale?.

¡Daba lo que fuera por unos minutos más!.

Comencé a desesperarme. Su cuerpo y su rostro estaban tan cerca mío, que era imposible no sentir su respiración.

El aire se sentía más pesado, y a tientas pase mi mano por su oído, causando que se estremeciera.

Alcé su barbilla y él me miró sonrojado -Puedo jurar que yo también lo estaba, pero no iba a retractarme maldita sea-.

Nos sostuvimos la mirada un rato, mientras escuchábamos las agitadas respiraciones.

Me acerque, a él, para besarle y acabar con nuestro jueguito.

Estaba harto de él.

Pero Pochi saltó al vientre de Kiku, y comenzó a ladrar.

Tuve que separarme de Kiku y morder mi labio inferior, reprimiendo insultos al animal que no tenía la culpa.

No pudimos volver a ese romántico ambiente, ya que Kiku comenzó a reír dulcemente y yo prefería verlo así.

Luego fuimos a beber algo de té, y Pochi derramó la taza sobre mi traje.

Pochi, te maldigo desde este diario de observación.

[APH] [AU] Diario de observación de Arthur Kirkland. (AsaKiku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora