Caso 37

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Kiku se reportó con molestia estomacal, así que no fue a su condenada junta.

Conocer al amor de su vida, ja. No bajo mi reinado.

La cosa es que estaba en el cuarto, buscando los libros de magia para el club.

Y Kiku entró al cuarto.

Tragué pesado, y no me di la vuelta para verlo.

¡Claro que no!.

Después de mi estúpida paranoia, fui a hablar con Kiku, y decirle que si quería ir a esa junta, tendría que salir conmigo.

¡Pero que si no quería, pues no lo hiciera!.

Kiku sólo me besó en la mejilla, diciéndome tsun.

Ah~ me siento en las nubes, pero ese no era el tema.

Apreté mis puños y tomé los libros, para luego cerrar los ojos y dirigirme a la puerta.

-¿Arthur-san?. -Me preguntó con una voz preocupada.

-¿Qué?. -Dije sin mirarlo.

¿¡Qué!? ¡No lo iba a mirar! ¡Qué vergüenza!.

-Eh... tiene torcida la corbata. -Se acercó a mí, y me tomó del brazo para luego darme media vuelta y comenzar a arreglar la corbata.

Mierda, así parecíamos una pareja de recién casados.

-Ah, sí. Gracias. -Entonces, di media vuelta de nuevo, y tomé la perilla. Pero mi voz fue más veloz-, Kiku, sobre lo del otro día... -Me di vuelta de nuevo, pero no me fijé que había un libro en el suelo.

¿¡En serio, maldita sea!?. ¿¡Tanta mala suerte!?.

-No se preocupe por eso, Arthur-san. -Kiku se estaba riendo, y yo... bueno, acepté su mano y me puse de pie.

Quedamos cerca, diario.

¿Quieres saber que pasó?. Pues no lo harás.

No, la verdad es que para eso sirves, imbécil. Igual no podía contarle a Lovino o se burlaría.

Me acerqué -Diablos, tenía la cara ardiendo, igual que ahora-, y lo tomé de los hombros. Estaba serio, y eso me preocupó un poco. Entonces, Kiku cerró los ojos. Se lo agradecí internamente.

Entonces, lentamente, comencé a acercarme a él, y ya estaba por besarle... cuando la puerta se abrió de golpe.

-¡Kiku! ¡Nuevo tomo de Ten count! ¡Tienes que venir conmi- -Elizabetha entró, y entonces, nos encontró de esa manera tan incómoda.

-¡Ustedes sigan en lo suyo!. -Gritó antes de cerrar la puerta.

Una vez afuera, escuchamos '¡Peter, ve por la cámara!', entonces, me fui corriendo.

Tanto he corrido en mi corta vida, que ya debería ser atleta, diario.

De todas formas, yo quería ese beso. -Esta última frase fue tachada y arrancada de la hoja-.

[APH] [AU] Diario de observación de Arthur Kirkland. (AsaKiku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora