Capítulo 15 "Different day... every night"

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Juan Pablo Z. Versión.

Me senté en una de las mesas fuera en el jardín y saqué mi celular lo más rápido posible.

- ¡Diablos! No le pedí su número a ________ -Me dije a mí mismo, miles de cosas me venían a la mente, parece que yo estaba más apresurado a que Mario tuviera una novia, que él mismo.

¡Esperen! Mario debe tener su teléfono registrado en su celular, ¡Claro! ¿Cómo no se me ocurrió antes?

Decidí ir a buscarlo y quién sabe, quizá llamar a _______ y contarle un poco acerca de Mario, para que se fuera con cuidado, ya saben los buenos consejos de su futuro cuñado: Zurita.

Entré de nuevo encontrándome con Mauricio en la cocina, actué normal, lo más normal posible.

-Dale a tu cuerpo alegría Macarena... -Tarareé, okay, eso no era normal. Error uno.

- ¿Estás cantando? -Dijo Mauricio divertido.

-Hmm, sí-Dije nervioso. - ¿Has visto a Mario?

- ¿Un chico alto, flaco y de ojos negros? Creo que sí lo he visto, en algún momento de mi vida.

-No seas tonto por favor-Reí. -Iré a buscarlo-Me fui de ahí y subí a su habitación... ¡Éxito! No había rastro de él por ningún lado, pero encima de ése mueble mediano color marrón que estaba junto a su cama, se encontraba lo que estaba buscando, su celular. Me acerqué a él tarareando la canción de misión imposible... era algo difícil para mí no ser ruidoso. Tomé el celular y busqué su nombre.

-Veamos... _______ dónde estás-Encontré el número rápido, lo escribí en mi celular y lo dejé ahí intacto como estaba, decidí salir del cuarto antes de que Mario entrara, todo fue un fracaso al salir, lo encontré de frente.

- ¿Qué hacías ahí dentro? -Dijo Mario mirándome de pies a cabeza.

-Hmm, nada... nada-Dije evadiéndolo.

- ¿Seguro?

-Claro, ¿Qué debería hacer? Estaba buscando una pelota que se me fue para adentro... ¡Adiós!-Salí corriendo y bajé las escaleras, escuché a Mario murmurar -Qué chico tan más raro-Reí internamente y seguí mi recorrido, ahora sí, me fui al jardín, donde siempre debí estar.

Tu Versión.

Éste juego de preguntas y respuestas con Sebastián era tan divertido, me confesó que le gustaba una chica del vecindario y bueno, él era un chico tan tierno, no podía creer cómo lo trataba ella.

- ¿Y es difícil tocar la guitarra? -Le pregunté, observando cómo él la tocaba.

-No lo es, se ve difícil pero es muy sencillo... ¿Quieres que te enseñe?

-Un día de éstos deberás darme unas clases, me interesa mucho eso de la música-Confesé.

-Y cantas bonito ¿No te lo han dicho? -Mis ojos se abrieron como platos.

- ¿Cuándo me escuchaste cantar?

-Todas las mañanas cuando te despiertas cantas, me alegra el día escucharte, me quedo parado en mi ventana oyéndote como un tonto-Rió. -Espero que no lo dejes de hacer ahora que sabes que te escucho.

-Me espías-Reí. -No puedes vivir sin mí.

-Oh no digas tonterías-Miró su reloj. -Debo irme, iré con mi mamá a ver a mi nona-Dijo con fastidio. -Entonces, mañana a las diez en mi casa nos iremos a ensayar guitarra.

- ¿Hablas enserio?

-Nunca lo he dicho más enserio-Sonrió mostrando su perfecta dentadura. -No me falles-Me dio un beso en la mejilla y caminó hacia la puerta, yo lo acompañé.

-Nunca lo haría-Observé como se alejaba hasta enseguida de mi casa... si sonaba ridículo lo sé.

(...)

Estaba más que lista para ir a clases de guitarra con Sebastián, lo saludé como siempre desde mi ventana; estaba dándome los últimos retoques para salir, cuando sonó el timbre.

-Abre la puerta _______-Escuché a mi mamá decirme desde su habitación, obviamente era Sebastián, me puse mi bolso y bajé los escalones rápidamente, acomodé mi cabello antes de abrir.

-Wow, ¡Qué linda te ves hoy! -Me dijo, no exactamente Sebastián.

-Gracias-Sonreí. -Igual tú, pasa, mi mamá está en su cuarto, enseguida baja-Le indiqué, cerrando la puerta después de que él pasara.

- ¿Vas a salir hoy?

-Si de hecho tengo que...-Me interrumpió mi frase el timbre, de nuevo, hice una mueca graciosa y abrí de nuevo. Ahora sí, era Sebas.

-Hola preciosa-Besó mi mejilla. -¿Nos vamos?

-Hmm, yo... eh-Le hice señas con los ojos, se asomó y miró a Mario con cara de pocos amigos.

-Lo sospeché, bueno, nos vemos entonces...-Dijo dándose media vuelta, yo lo detuve del brazo.

-No, espera aquí-Dije, entrecerrando la puerta y regresando a donde estaba Mario.

-Llegó tu novio por ti eh-Me dijo Mario.

-No, Sebastián no...-Una voz masculina me interrumpió.

- ¡Linda se nos hará tarde! Deprisa cariño-Sebastián, te mataré nomás salga, -pensé-. Mario alzó sus cejas y me miró asesinamente, luego giró su rostro para evitar mi mirada.

- ¡Adiós Mario! -Fue lo único que pude decirle, lo cual ni siquiera se molestó en contestar, salí de casa cerrando con llave, me sentía tan mal dejarlo ahí. Caminé hacia donde estaba Sebastián.

-Eres un tonto, Mario piensa que eres mi novio ¡Arruinaste todo!

- ¡Já! No lo hice con mala intención, siempre te digo así... y no porque ése idiota ande tras de ti dejaré de llamarte como toda la vida lo he hecho.

- 'Toda la vida' suena extraño y no es un idiota.

-Lo es para mí-Seguíamos caminando. -Deberías dejar de defender a alguien que ni siquiera conoces.

-Sebastián, querido... me he tomado el tiempo de hacerlo, por si no lo sabes, pero ¿Sabes qué? Reza por el día en el que me presentes a tu pretendiente, no saldrás vivo de ésta.

-Claro lo que digas-Decía sin prestarme atención.

-Eres un inmaduro-Decía con tal de que me prestara un poco de atención.

-Ajam.

-Tonto.

-Si claro.

-Agh ¡Te odio! -Le grité en medio de la calle, todos los que estaban ahí pudieron apreciar el momento, Sebastián se enrojeció de coraje y yo, bueno, salí corriendo sin rumbo fijo, no quería que viniera a decirme cualquier tontería sobre Mario, estaba bien que no le cayera del todo bien, pero debía respetar mis decisiones al menos.

Me detuve a descansar, tanto correr me había hecho agotarme, donde claro ya había llegado a casa, después de dos horas de andar por ahí divagando... llegué, enojada por cierto, abrí la puerta y al entrar y cerrarla se me fue la mano un poco e hice un gran sonido, empujándola muy fuerte.

- ¿Qué ocurre ahí? -Escuché la voz de mi madre decir desde la biblioteca.

- ¡No te importa! -Contesté de mala gana, subiendo las escaleras y encerrándome en mi habitación, de igual modo cerrando la ventana.

Me tiré en la cama y cerré mis ojos quedando dormida, profundamente.

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Un dulce amor - 'Mario Bautista'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora