—No hagas esto—Dijo Mario , yo dejé el libro abierto en una página y lo miré a los ojos, algo que nunca me había atrevido a hacer.
— ¿Hacer qué? Ya dejemos de pelear, es pasado no podemos cambiar nada.
—Está bien—Dijo. — ¿Amigos? —Sonrió, ¿Cómo poder negarle algo a esa sonrisa? Era débil frente a eso.
—Amigos—Sonreí. —Ahora basta de hablar comencemos.
—Entendido profesora—Rió.
Así pasamos toda la mañana, o bueno las dos horas que tocaban el día de hoy, sin ningún comentario fuera del tema de ésa clase, estaba exhausta aunque Mario aprendía rápido, no era muy sencillo lo admito.
—Listo señor, servido—Dije cerrando mi libro al igual que él. Mario no me contestaba sólo me observaba, yo me sentía incómoda así que me levanté para así salir de ese momento tan... ¿embarazoso? Mario se levantó fugazmente interponiéndose entre mí y la puerta.
— ¿A dónde vas? —Dijo secamente.
—Me sorprende tu rapidez, podría apostar a que eres un vampiro—Bromeé, haciendo que Mario sonriera a medias.
— ¿Y cómo compruebas que no lo soy? —Dio un paso frente a mí y yo igual, retrocedí un paso.
—Los vampiros tienen los ojos rojos... o celestes... o como sea—Dije entre dientes.
—Eso es en las películas, esto es la vida real, los tenemos negros—Se acercó otro paso y yo no pude retroceder porque estaba entre él y el escritorio.
—No lo sé, eso significa que conozco a un vampiro ¡Qué emocionante! —Dije irónicamente. Mario acercó su rostro llevándolo cerca de mi oído.
—Sangre fresca—Susurró. Después rosó sus labios en mi cuello, yo me estremecí. Era de esas veces que te impactas tanto que no puedes reaccionar, éste momento era igual.
Yo estaba inmóvil completamente, Mario me miró a los ojos, me penetraba con su mirada tan fuerte y yo no tenía opción, no podía evadirla más, pero algo me salvó... el timbre sonó.
Mario se apartó de mí y yo salí corriendo hasta la puerta, dejándolo ahí, completamente sonrojada y acalorada, abrí la puerta rápidamente.
—Eeh ¡Hola! —Dije un poco impactada, no esperaba este tipo de visitas, no ahora.
—Hola ¿Ocurre algo? —Dijo Sebas, mi nuevo gran amigo.
—No... ¿Ocurrir algo? ¿Debería? ¡Tú estás loco!, no ocurre nada... nada... n.a.d.a. —Deletreé lo último.
—Estas nerviosa, dime ¿Qué ocurre? ¿Me dejarás pasar?
—Ah claro—Me hice a un lado dejando que Sebastián pasara, observando toda la casa intentando buscar el motivo de mi comportamiento.
—Qué raro—Dijo extrañado.
— ¿Qué raro qué?
—Está todo normal—Rió. —Creí que te habías metido en un lío o algo así, venía a rescatarte.
—Ya ves que no Sebas, soy una chica responsable—Reí.
— ¡Sí claro! Nota mi sarcasmo—Bromeó, yo golpeé levemente su hombro. —Deja de golpearme—Dijo con rudeza, fingida claro... yo lo seguía golpeando levemente y él me abrazó tomando mis manos para que dejara de golpearlo.
—Te odio Sebas—Reí y él también.
— ________ me preguntaba si...—Nos sorprendió con su llegada, Mario había llegado hacia donde estábamos nosotros con un libro, pero no se había dado cuenta hasta que nos tenía enfrente, yo me aparté de Sebastián bruscamente, me sentí mal por ello, pero no sabía por qué.
—Hmm Sebas él es Mario, Mario, él es Sebastián—Los presenté, con cierto nerviosismo en mí, Mario observó a Sebastián de pies a cabeza, mientras que él apenas lo miró.
Mario versión.
______ se fue dejándome con éste... chico, que en realidad no sabía quién era pero ya me estaba empezando a fastidiar su presencia.
—Y... ¿De dónde conoces a ______? —Opté por entablar una conversación.
—Eso no te importa— Vaya, éste chico era algo grosero, rodé mis ojos y me senté en un sofá dejándolo a él como un tonto ahí parado. Fingí no prestarle atención pero observaba cada músculo que movía, de un momento a otro ya no estaba ahí... de seguro fue con ______.
No le di importancia, en fin que hicieran lo que les diera su gana.
Recosté mi cabeza ahí cerrando un poco los ojos, ojalá no me quede dormido como la última vez; era difícil concentrarse sus risas se escuchaban ¡En toda la casa! Ya me tenían harto. Me levanté y lentamente me acerqué a la cocina, cuando los miré ahí abrazados riendo... sentí algo dentro de mí que no puedo explicar, ¿Celos? ¡No Mario! Claro que no, tú no puedes sentir celos y menos por culpa de ella... ¡No! solamente quería que se separaran ¡Ya!
Trague saliva y salí de ahí, ninguno me había visto creo que ahí hacía mal tercio, decidí ir con los chicos, de seguro estarían divirtiéndose con algunas bellas chicas de esas que invitaban a pasar el rato en la casa.
Conducí lo más tranquilamente posible, el camino fue corto, muy corto.
(...)
Al entrar a la casa observé a Saak acostado mirando el televisor con dos emparedados y sus pies sobre la mesa; me adentré más y estaba Mauricio en el jardín regando las plantas. —Qué varonil— pensé.
Daniel haciendo la comida y Juanpa en su habitación encerrado, bueno supongo que al menos él tenía diversión.
No hice ningún comentario y nadie había notado mi presencia, así que abrí la puerta de Juanpa y eché un vistazo.
Juan Pablo estaba acostado boca abajo en la cama con una revista y unas tijeras, volteó a verme y cerró la revista rápidamente.
—Hola —Lo saludé. — ¿Qué traes ahí? —Me acerqué a él pero el puso la revista detrás.
—Ehhh nada... nada.
—Muéstrame, travieso—Reí.
—No—Contestó secamente alejándose de mí, le arrebaté la revista y era...
—¡Wow! ¿Estás recortando cupones? —Le aventé la revista de nuevo.
—Sí—Se ruborizó. —Hay muchas ofertas, las papas fritas están al dos por uno—Contesto riendo. ¿Qué significaba todo esto? Los caballeros se había convertido en unas simples amas de casa.
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Un dulce amor - 'Mario Bautista'
Fanfic"¿Qué podría contarles de mí? En realidad soy la definición de timidez y torpeza; no podría explicar mis intentos fallidos por ser alguien mejor. Me he aceptado tal cual soy... seria muy seria, pero solamente cuando no me interesa de qué están habl...