—Así me despido yo, ¿Algún problema? —Seguí su juego.
—No, ninguno, nunca te despides así de mí.
—Lo empezaré a hacer—Reí.
—Ya está bien déjame reír—Mario no soportó mas y comenzó a reír a carcajadas. —Que mala eres, nunca esperé que tu dijeras algo así ¡Tienes estilo!
—Claro que lo tengo—Guiñé el ojo.
—Y bien, te tenían recolectando cosas en la lluvia o ¿por qué estas toda mojada?
—Hmm larga historia.
—Dime.
—Jugaba futbol con los chicos.
—Dijiste 'los chicos' eso significa más hombres y tú.
—Exacto, Sebastián y sus amigos ¿No te conté? No tengo amigas, tengo sólo amigos.
— ¿Es enserio? ¡Ahhhh! No me digas eso... deberías alejarte de ellos, no es bueno que te juntes con hombres.
— ¿Por qué no?
—Se aprovechan de las chicas.
—Está bien, déjame aquí no vaya a ser que te aproveches de mí.
— ¡No! Eso es muy diferente... hablo de tus amiguitos.
—Las mujeres son unas interesadas y ellos no, me la paso bien... y ahora ¡Gracias a que alguien! que no quiero mencionar—Lo miré fijamente. —Se le ocurrió la maravillosa idea de ir por mí ¡Menos amigos tendré! Todos me querrán hablar porque te conozco ¡Genial! —Dije sarcásticamente.
— ¡Disculpa! Traté de ser discreto.
—Fuiste ¡Muy! discreto, sólo se dio cuenta todo el colegio ¡Gracias! —Yo y mi sarcasmo.
—De nada—Siguió el juego. —No peleemos, anda sonríe.
— ¿Sonreír? ¿Para qué? —Mario detuvo el auto y se bajó sin decir nada, claramente algo le pasaba pues ni siquiera habíamos llegado a mi casa, yo quería bajarme pero su auto tenía seguro para niños, así que quisiera o no el tendría que abrirme la puerta. Y lo hizo: abrió la puerta y posó su brazo en la cabecera de mi asiento y el otro al final de la puerta, sólo me miraba fijamente.
—Mario ¿Qué sucede?
— ¿Sonreirás?
— ¡No! —Fingí enojo en mi expresión. Mario bajó la mirada y sonrió malvadamente.
— ¿Te... hacen... las cosquillas? —Dijo pausadamente, oh no me digas... claro que me hacían, demasiado, con exageración cada parte de mi cuerpo era un botón de iniciar cosquillas.
—No, para nada—Mentí.
—Vamos a averiguarlo—Guiñó el ojo.
— ¡No Mario, no por favor! —Supliqué, Mario no se apiadó mas de mi y recorrió cada parte de mi abdomen con sus manos intentándome hacer reír, lo cual consiguió al instante, con un simple rozo, yo reía a carcajadas y lo golpeaba para que se detuviera. Nunca lo hizo.
— ¡Ayuda! —Decía entre risas, Mario se reía junto conmigo, hasta que mi respiración no podía más él se detuvo.
—Ah—Suspiré. —Gracias—Sonreí.
—No hay de qué, señorita—La tranquilidad de las calles era asombrosa, no había un solo ruido que pudiera interrumpir tan mágico momento. Mario tomó mi mano y la besó, sin quitarme de encima su mirada tan hermosa.
Como siempre yo no podía resistir tantos segundos mirándolo fijamente sin ruborizarme, así que desvié la mirada, Mario sonrió a medias y salió corriendo para subirse de nuevo al coche, yo cerré la puerta de nuevo y avanzamos.
Llegamos a casa, Mario de nuevo abrió la puerta para que bajara, nuestras miradas se encontraron de nuevo.
—Hmm iré a cambiarme entonces.
—Te esperaré aquí afuera—Contestó.
Mario Versión.
Observé como ella se alejaba y entraba a su casa, yo me quedé de nuevo dentro del coche esperándola, mientras leía una revista.
Ésa revista la cual no era muy interesante que digamos, no era fanático de los chismes y esa era específicamente puros chismes. Algo captó mi atención, cuatro chicos entre ellos Sebastián caminando hacia la casa de ______, los observé plenamente.
Hablaban entre ellos, el chico rubio que iría a tocar la puerta por los cuatro traía una camiseta desmangada color gris, y claro lo único que se pasaba mirando eran sus músculos y de vez en cuanto se arreglaba el cabello en los reflejos de los cristales de la puerta.
— ¿Tú crees que ______ se fije en mí? —Hasta donde estaba podía escuchar sus murmullos.
— ¿¡Te gusta _____!? —Rió. —No pudiste fijarte en una chica más complicada—Sebastián tenía razón, moría de celos por dentro al saber que la competencia había llegado, tenía dos opciones ir a interferir a donde nadie me llamaba o quedarme ahí y seguir escuchando. Opté por lo segundo.
El mismo rubio engreído se acercó y tocó la puerta, en menos de un minuto ahí estaba parada ______, MI ______ al parecer ya se había cambiado, todos los chicos dijeron unas cuantas cosas que no alcanzaba a escuchar hasta acá y al final terminaron yéndose tres, Sebastián, el moreno y el otro chico, se quedaron el rubio y ella platicando; ¡por favor! yo también era hombre, sabía exactamente lo que eso significaba.
Tu versión.
—Bueno, no sé cómo decirlo—Decía Adam mientras ponía las manos sobre su cabeza, yo sólo miraba para todos lados, ambos escuchamos como se golpeo la puerta de un coche, rápidamente volteé a ver el carro de Mario donde él ya no estaba.
— ¿Sucede algo? —Dijo Adam intentando encontrarse con mi mirada.
— ¿Nos vamos? —Dijo Mario poniéndose tras de Adam, con una voz muy dominante, él giró a verlo y se tensó al igual que yo.
—Estamos ocupados—Dijo Adam, sin importarle de quién se trataba, yo no sabía que decir ya que Mario me había estado esperando.
—No fue una pregunta—Dijo Mario tomándome de la mano y jaloneándome despacio alejándome de él.
—Adam, hablamos después—Le dije, él sólo asintió. Mario abrió la puerta del coche y me subí completamente enojada al igual que él.
—No habrá un 'después'—Dijo Mario más que seguro.
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Un dulce amor - 'Mario Bautista'
Fanfic"¿Qué podría contarles de mí? En realidad soy la definición de timidez y torpeza; no podría explicar mis intentos fallidos por ser alguien mejor. Me he aceptado tal cual soy... seria muy seria, pero solamente cuando no me interesa de qué están habl...