Capítulo 47 "Now or never"

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MARATÓN 2/5

Me bajé del coche y como siempre, había miles de cámaras sin dejarme dar un simple respiro. No tenía idea de cómo sabían que vendría aquí si esto era más que privado.

En fin, no le di tanta importancia y entré al estudio, el cual no tenía la misma alma que antes, parecía desierto... sin sonido alguno, como si algo hubiera muerto dentro de él. Hace tiempo que no caminaba por estos pasillos.

Me detuve frente a esa puerta color azul con una estrella dorada y el número once dentro de ella. Era la puerta número once, donde se hacían las juntas, donde estuve por última vez y no tengo el mejor de los recuerdos. Entré y ahí estaba, el representante de nosotros, uno de los ejecutivos, el dueño de Sony Music... y nada más, ninguna seña de Russel y Frederick, los managers, entonces esto no sería tan difícil.

-Buenos días Mario-Dijo el dueño, yo sólo asentí y me senté.

-Hace mucho tiempo que no se te veía por aquí... desde que tu vida se derrumbó-Enarcó sus cejas el ejecutivo. Ese comentario no me agradó en lo absoluto.

-Bueno, pero deben saber que ya se reconfortó-Dijo mi representante Robert, bueno, al menos alguien me defendió. Yo preferí no contestar.

-Sí... bueno, por eso mismo te llamamos y convocamos ésta junta-Dijo el dueño. -Te he mandado a decir de la manera más atenta... pero ésta es mi última advertencia.

- ¿Sobre qué? -Contesté.

-Tu relación con ésa chica, no es bueno para ninguno, ni para la empresa, ni para tus amigos, ni para ti.

- ¡Cómo no lo adiviné! -Reí. -Ya era demasiado extraño que me mandaran llamar sólo a mí, ¿Sabe qué? me importa poco lo que es bueno o malo en el trabajo, mi vida privada se respeta ¡Gracias! -Me levanté del asiento y justo cuando toqué la perilla de la puerta.

-Obedece o atente a las consecuencias-Dijo tan relajado y dominante, me giré de nuevo.

- ¿Consecuencias?

- ¿No quieres que nada malo le pase cierto? Entonces, si quieres protegerla lo mejor será que te alejes de ella.

-No te atreverías-Contesté.

-Ya lo he hecho antes, ¿Crees que me tentaré el corazón contigo?, negocios son negocios, catalógalo.

- ¿Qué debo hacer para que me dejes en paz? -Golpeé el escritorio con mi puño.

-Obedecer, regresemos al pasado-Deslizó sobre la mesa el mismo libro con modelos, las que ya habían estado en mis manos una vez. -Te doy una semana, sólo una. Arréglate como puedas.

- ¿Una semana? ¿Qué estás insinuando?

-Tu sabes a lo que me refiero, y no... no sólo perderás tu empleo, si no a tu dulce noviecita, ya sabes Bautista, decide. Si en verdad la quisieras, la protegieras.

-Te denunciaré.

-No puedes denunciar a la autoridad, con las autoridades-Rió a carcajadas, yo salí de ahí dando un gran golpe a la puerta, claro que no tenía salida... no tenía solución y lo que menos quería era que lastimaran a _____ no me lo perdonaría nunca sólo por culpa de mi orgullo. No.

En ese momento no sabía si era un idiota al dejar que algo así se interpusiera entre nosotros, un cobarde. O quizá si me negaba, igual sería un cobarde al exponer la seguridad de ella.

Estaba entre la espada y la pared, no quería regresar a casa, simplemente no podría mirarla a los ojos. Me subí al coche y llamé a la única persona que nunca creí que serviría para darme algún consejo. Juan Pablo Zurita.

Contestó con una voz soñolienta.

- ¿Sí?

-Zurita, te necesito ahora.

- ¿Mario? Estaba dormido sabes...deberías...llamar más tarde.

- ¡TE NECESITO! Sólo tú puedes ayudarme con esto.

-Está bien-Bostezó. - ¿En dónde estás?

-Afuera del estudio, pero me iré al restaurant que está cerca de casa,

- ¿El de el mesero gay?

-Si, te veo ahí entonces.

-Okay, nos vemos ahí-Colgó.

Aceleré y manejé rumbo al restaurant. Llegué en pocos minutos, era pequeño y llamaba poco la atención pero la comida era deliciosa y siempre nos trataban muy bien.

Me senté en una de las mesas más ocultas del lugar, espero que Zurita me encuentre.

Estuve como cinco minutos mirando a la nada hasta que ése copetito se dejo ver. Zurita se sentó frente a mí con su cara cansada, era obvio que lo había interrumpido de su gran siesta.

-Ahora ¿Ordenamos o me dices primero?

-Ya ordené para los dos-Sonreí. -Bueno, a lo que voy... ¿Tú sabías?

- ¿Saber qué?

-La razón por la cual me llamaban a mí al estudio.

-Sí, para grabar una parte que no quedo, ¿No es así? o al menos eso nos dijeron y que no te acompañara nadie para evitar alguna distracción.

- ¡Qué increíble forma de mentir! -Golpeé la mesa. - ¿Te fijas la basura que están creando? -Susurré.

-Si me explicaras te lo agradecería con el alma.

-Me amenazaron, dijeron que 'regresara al pasado'-Imité sus voces gruesas. -...que dejara a _____ si no quería que saliera lastimada.

-O sea... que le harán daño si no la dejas ¡Qué ridiculez!

-Esto nadie puede saberlo entiendes-Le dije más que exaltado.

- ¿Dejarás a _____? -Dijo Zurita.

- ¿Ves una mejor opción? No quiero que salga lastimada por mi orgullo ¿Entiendes? ¡No sé qué hacer!

-Tranquilízate y usa tu cabeza... ¿Por qué no le platicas a ______ y fingen su ruptura?

-Tarde o temprano saldría una foto de nosotros-Me desesperé. -No estás dando buenas ideas Zurita.

-Entonces... ¿Quién sería el único que podría reconfortarla? Después de todo eso, ¡Piénsalo! Te odiará toda la vida por hacerle eso a _____...

-Sebastián...-Dije fríamente. -Me niego a tener una conversación con ése imbécil.

-El es el único que puede ayudarte, tendrás que dejar tu orgullo-Susurró Zurita, pero mi nivel de voz era cada vez más audible. -Si es que en verdad te importa ______.
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Un dulce amor - 'Mario Bautista'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora