Peter sabia a donde tenia que ir, pero esa noche las calles se le hacían increíblemente largas y confusas, cosa que nunca le había pasado, tenía la cabeza en otra parte, concretamente en la fábrica, donde supuestamente le esperaban.
Por fin Peter llegó a la fábrica, el Big Ben estaba dando las doce, estaba donde tenía que estar y cuando tenía que estar. La puerta era grande y de acero oxidado, le costó abrirla, nunca había imaginado que fuera tan pesada, pero logro abrirla.
Cuando entró no veía nada a su alrededor, todo estaba oscuro, muy oscuro, cosa que le recordaba a aquella horrible pesadilla.
Peter: Genial...
De repente la puerta que estaba detrás de Peter se cerró de golpe, provocando un pequeño grito por su parte y dejándolo completamente a oscuras.
Entonces un par de lámparas se encendieron delante de el. Peter camino hasta quedarse bajo la primera lámpara. Seguía sin ver y sin entender nada. ¿No le habían citado allí a las doce? De ser así ¿Donde estaban?
Peter: ¿Hola? *dijo sin moverse* ¿Hay alguien ahí? *nadie respondió* ¿Wendy? *nada*
De repente, dos hombres aparecieron a ambos lados de Peter, los cuales le agarraron de los brazos para que no intentara huir.
¿?: Esperaba que estuvieras aquí *dijo alguien acercándose a la segunda lampara*
Peter: Garfio... *dijo apretando los dientes*
Aquel hombre era el mismo hombre del club, misma chaqueta de cuero, mismos ojos azules, misma cicatriz, mismo tatuaje. Estaba muy serio, al igual que Peter. Después de que Garfio se dejase ver, las luces de la fabrica se encendieron al completo.
Garfio: ¿Esta armado?
Jack: No señor. No lleva ningún tipo de arma. *dijo uno de los hombres que le sujetaban*
Garfio: Bien. Al parecer, Pan quiere volver con vida.
Peter: ¿No se te a ocurrido nada mejor que llamarme por mi apellido en estos cuatro años? *soltó una sonrisa desafiante*
Garfio: Tu tampoco as cambiado tanto, Pan. La misma cara de niño malo que antes, aunque ahora, tienes a alguien a quien proteger, ¿no es cierto?
A Peter se le borro la sonrisa de la cara de inmediato.
Peter: Wendy... *susurro* ¿Donde esta ella Garfio?
Garfio: Cada cosa a su tiempo, chaval.
Peter: Ella no tiene nada que ver entre nosotros dos. ¿Me querías a mi no? Pues ya me tienes, deja que ella se baya.
Garfio: Al contrario chico. Tiene todo que ver. *se acerco a Peter* Por que mientras ella este aquí, tengo la sartén por el mango. *sonrió*
Peter seguía apretando los dientes, forcejeó para intentar escapar pero era imposible, le tenían bien agarrado.
Garfio: Yo que tu no intentaría escapar.
Peter: ¿Por que debería hacerte caso?
Garfio: Por que ahora estas en mi territorio. Todo esto esta protegido. Todos los contenedores que hay a nuestro alrededor contienen una selecta colección de sustancias para mi negocio.
Peter: Droga.
Garfio: Si prefieres llamarlo así... Después de que tu hundieras el Jolly Roger, pase dos años fuera de combate, y después de eso un año reconstruyendo mi negocio, hasta el día de hoy.
Peter: ¿Como saliste de la cárcel?
Garfio: Siempre tengo un as bajo la manga.
Peter echo un vistazo a su alrededor y con tan solo estar rodeado de droga se le revolvían las tripas, y pensó que lo mejor era ir al grano.
Peter: ¿Donde esta Wendy?
Garfio: Si que debes de estar preocupado por la chica, no dejas de preguntar por ella.
Peter: ¿Donde esta? *preguntó mucho mas serio*
Garfio: Si tantas ganas tienes de saberlo, sera mejor que le enseñemos lo que ha venido a buscar, ¿no muchachos?
Entonces los hombre que le sujetaban empezaron a reír al igual que Garfio, pero a el no le hacia ninguna gracia. Garfio se giro hacia una puerta que estaba medio cerrada.
Garfio: Sr. Smith. Traiga a la chica.
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El autentico país de nunca jamás
Novela JuvenilHan pasado diez años desde que Wendy Darling jugaba con su mejor amigo y vecino Peter Collins. Ahora Wendy tiene 16 años, va al instituto y tiene nuevos amigos, pero algo va a cambiar, algo que le hará replantearse toda su vida.