Wendy y Peter paseaban por las oscuras calles de Londres. Las calles seguían siendo iguales para Wendy, como el primer día, pero ahora contaba con una ventaja. Una ventaja llamada Peter Collins, que iba a su lado con las manos en los bolsillos, y si el no mostraba signos de preocupación, ella tampoco debería hacerlo.
Wendy: ¿Por que te has puesto ese gorro? *pregunto con bastante curiosidad*
Peter: ¿Que pasa? ¿No puedo levar gorro? *dijo divertido*
Wendy: Creía que solo te lo ponías en ocasiones especiales.
Peter: ¿Esta ocasión no es especial o que?
Wendy: Depende de como lo mires. *rió*
Peter rió también mostrando su preciosa sonrisa blanca que le sentaba tan bien. ¿Como alguien podía tener una sonría tan bonita? Wendy se volvía completamente loca cada vez que la veía, era uno de esos recuerdos que nunca olvidaría.
Seguían caminando. Ya habían llegado a la ciudad pero Peter se desvió por otro camino. A Wendy le extraño mucho, dado que no sabia hacia donde iba. Se pararon delante de la entrada trasera un parque.
Wendy: ¿Hyde Park? ¿Enserio?
Peter: ¿Alguna objeción?
Wendy: Ninguna *sonrió*
Peter: Pues después de usted, señorita Darling. *hizo una reverencia para dejarla pasar*
Wendy: Muchas gracias, Peter Pan. *hizo otra reverencia para seguir el juego y después le empujo divertida* Vamos anda.
Peter: Wendy no vallas por hay que sabes cómo soy. *sonrió*
Wendy: ¿Y como eres? *dijo acercándose*
Peter: Bueno, pues conozco tus puntos débiles. *dijo moviendo los dedos como para hacerle cosquillas*
Wendy: Peter, ni se te ocurra. *se alejo*
Peter: Pues ya puedes correr. *dijo con una sonrisa burlona*
Wendy entró corriendo en el parque con Peter persiguiéndola. Cuando la alcanzó, empezó ha hacerle cosquillas cono si no hubiera un mañana, mientras ella reía a carcajadas.
Una vez que Peter la dejó tranquila, siguieron su camino sin dejar de jugar como hace diez años. El tiempo se detuvo para ellos y volvieron a esa época donde vivían felices siendo lo que querían ser, niños.
Wendy decidió subirse ha un banco y hacer como si estuviera ha gran altura.
Wendy: Oh no, sálvame Peter... *dijo y se dejó caer del banco como una damisela en apuros*
Peter río con su comportamiento y después la cogió en brazos.
Wendy: Mi héroe. *suspiro*
Peter: Me lo dicen mucho. *dijo con chulería*
Wendy: Si ya, y luego te despiertas.
Peter río y dio un par de vueltas con Wendy aun en brazos.
Wendy: ¿Por que me miras así?
Peter: ¿Así como?
Wendy: Pues así, no se explicarlo, pero me miras de una forma diferente.
Peter: Eres diferente.
Peter sonrió y juntaron sus frentes quedando uno muy cerca del otro, hasta que a Wendy le llamó algo la atención por el rabillo del ojo. La entrada principal de Hyde Park estaba antes ellos, Peter desvío la mirada en la misma dirección que Wendy y después la bajo de sus brazos. Peter miro a Wendy, tenía mil emociones escritas en su rostro. Peter se mordió el labio inferior y después alzó la mano derecha para ofrecérsela a Wendy. Ella miro su mano y después lo miro a el que le sonreía tímidamente. Wendy tomo su mano y después sonrió.
Peter caminaba de la mano de Wendy completamente nervioso, su corazón latía muy rápido, el máximo que podía recordar.
Peter: ¿Vas... a contarle la verdad a tus padres?
Wendy: No lo se, ¿Que harías tú?
Peter: ¿Que que haría yo? Pues yo se lo contaría. Al fin y al cabo son tus padres, tienen derecho a saberlo. Eso si, omitiría que has sido secuestrada por un narcotraficante.
Wendy: *rió* Tienes razón.
Llegaron a casa de Wendy, las luces del salón estaban encendidas, lo que significaba que sus padres seguían despiertos.
Peter: ¿Nerviosa?
Wendy: Mucho.
Peter se giro para mirar a Wendy.
Peter: Voy a echarte de menos Wendy.
Wendy: Yo también. Mucho.
No sabían muy bien que hacer en ese momento tan incomodo, ninguno de los dos.
Wendy: Debería irme ya...
Peter: Si...
Wendy se dio la vuelta para entrar a casa, pero seguía agarrada de la mano de Peter.
Peter vio la oportunidad muy clara, era ahora o nunca.
Peter: ¡Wendy espera! *dijo muy rápido*
Agarró la mano de Wendy antes de que pudiera soltarse del todo, tiro de ella para traerla y antes de que pudiera decir nada, la beso.
El beso que llevaba guardando con el nombre de Wendy durante diez largos años. Wendy no le rechazo, al revés, correspondió a su beso. Peter soltó su mano por primera vez desde hace un rato y agarró la cadera de Wendy mientras ella ponía sus brazos en sus hombros.
Cuando se separaron, Wendy apoyo su cabeza en el herido pecho de Peter fundiéndose en un abrazo.
Wendy: Peter no quiero crecer. *dijo mientras una lágrima caía por su mejilla*
Peter: Lo se, pero tienes que hacerlo.
Peter se separó y miro la cara de Wendy.
Peter: Hey, no llores. *dijo quitándole la lágrima de la cara* Vendré a verte, todos los días, te esperare en la ventana, cada noche. *dijo muy emocionado y provocando un sonrisa a Wendy*
Wendy: Yo también te esperaré cada noche en la ventana.
Sonrieron.
Peter: Te quiero.
Wendy: Yo también te quiero, Peter Pan.
Wendy se fue alejando, y no dejo de mirar a Peter hasta que se soltó de su mano.
Subió las escaleritas de la entrada, se colocó frente la puerta y tocó el timbre con el corazón en un puño. Miro hacia la calle y Peter ya no estaba. Había desaparecido, como un fantasma.
La puerta se abrió y detrás de ella se dejó ver la madre de Wendy, llevaba un vestido con tonos morados y rosas, en su cara era notable que llevaba varios días sin dormir, probablemente preocupada por su hija. Miro a Wendy a la cara y esta sonrió, mientras a ella se le paraba el corazón por la emoción y dejo que unas lágrimas cayeran por sus ojeras.
Wendy: Hola mamá... *dijo tímida*
Madre de Wendy: Wendy... *susurro* ¡George! ¡George! *grito a su marido*
Padre de Wendy: ¿Que pasa Mary? *dijo y después vio a
Wendy* Wendy...Los padres de Wendy la recibieron con un gran abrazo y con grandes lágrimas.
Peter observaba desde detrás del árbol del jardín como los padres de Wendy la metían en casa. Había vuelto a su vida.
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El autentico país de nunca jamás
Teen FictionHan pasado diez años desde que Wendy Darling jugaba con su mejor amigo y vecino Peter Collins. Ahora Wendy tiene 16 años, va al instituto y tiene nuevos amigos, pero algo va a cambiar, algo que le hará replantearse toda su vida.