¿Dónde está papá?

017:

Llegamos a la clínica y espere a ser atendida a los veinte minutos nos llamó una enfermera, entramos juntas al consultorio me acomodé en la camilla y me quité la chaqueta subí la manga larga y me colocaron el gel celeste para poder ver a mi bebé.

—Hola, hola. —un muchacho llegó y se sentó en la máquina esa que utilizan para ver a los bebés, me enamoré, literalmente.

—Hola. —hablamos ambas embobadas.

Ay por favor diosito te ruego que sea mi ginecólogo para toda la vida.

—Mucho gusto, soy el doctor O'Niell y seré tú ginecólogo hasta que el doctor James regrese de vacaciones, quizás dentro de unos seis meses. Al parecer está por el Caribe.

—Oh, escapo del invierno. —reí.

—Sí. Ahora comete este caramelo corazón.

El doctor me dio una goma de mascar sabor a frambuesa, al instante veía en la pantalla como mi bebé se movía al parecer le van a gustar mucho los dulces.

—Vamos bebé déjate ver, mami quiere saber que va tener. —hablo dulce, Aspen sonrío mientras grababa con su cámara.

—Ay dios que emoción. —limpié mis lágrimas, el doctor saltó de la silla asiendo que me asuste. —¿Qué diablos?

Lo miré, el se río.

—Tranquila era para asustar al bebé.

—¿Qué? Jamás había visto que una ecografía hagan eso. —lo miré asustada.

—Tranquila, el bebé ya se movió ahora puedo ver su sexo. —acarició mi mano, sentí la sangre arder en mis mejillas. —tendrás un varón sano y fuerte, se encuentra muy bien sigue cuidándote.

Tape mi rostro y comencé a llorar de felicidad, Aspen me abrazo.

—Es un poco emotiva. —le susurró al doctor.

—No lloró por eso idiota. —le dije.

—¿Entonces?

—A Martin le hubiese gustado que su hijo sea hombre. —chillé.

—Oh dios.

—No entiendo, ¿el padre murió?

Peor, el imbécil me dejo, bueno nos dejó, en general ''Ipinis istiy ciminzindi mi cirrriri, ni puidi ciudir di in hiji'' Oriana ya deja de hablar sola por favor.

—No, no.

—Bueno, Oriana debes volver a tu última ecografía en dos meses más y luego coordinaremos para tu parto.

—¿Parto? No yo quiero cesárea. —chillé.

—Bien.

Me baje de la camilla y limpié mi barriga, me puse mi chaqueta, me entregó las fotografías y nos despedimos de él.

Nos fuimos a casa a comer algo mientras esperaba a mis padres para darles la noticia de que iban a tener un nieto.

—Llegó el momento Aspen.

—No estoy segura de que lo hagas.

Puse la foto sobre mi cama y al lado un oso de peluche que Martin me había regalo cuando éramos novios, o sea el primer mes de novios.

—Sería capaz hasta de mencionar a Martin en la fo.. —Aspen me interrumpió.

—NO, no te atreverías. —abrió sus ojos a mas no poder.

—Me atrevería pero no, no puedo arruinar su carrera. —suspire.

—Vaya, vaya Oriana siendo piadosa.