Despertó en medio de la noche con una sensación extraña recorriéndole la columna. Eran no más de las tres de la mañana, pero sentía que había dormido un día entero. Se sentó en la cama y se fregó el rostro. Se preguntó si Joy aún disfrutaba de la fiesta de Gerard y automáticamente redireccionó sus pensamientos hacia cualquier otro puerto. Se estiró e hizo sonar todos sus huesos antes de ponerse de pie. Se haría una taza de leche caliente con miel para relajarse.
Al salir de la habitación, notó que la puerta de Joy estaba entreabierta y que la luz del baño estaba prendida. No recordaba haber dejado todo así al irse a dormir, así que se acercó con paso sigiloso y asomó la cabeza a la penumbra de la habitación de la castaña. Sonrió tranquilo al verla sumida en el más profundo de los sueños. Volvió a encaminarse a la escalera flotando de alegría. Más que alegría, sentía éxito. Si Joy estaba ahí a esa hora, quería decir que Ger no había podido concretar nada y que no lo lograría nunca.
No sabía cómo Joy no lo había visto venir. Ella no se daba cuenta de que estaba cambiando. Había ido vestida para matar a la fiesta, no porque tuviera un vestido infartante, ni porque hubiera tenido piel de más al descubierto. Con el paso de los días, se volvía más femenina, más segura de sí misma. No tenía idea de lo que provocaba en los hombres sin quererlo; la noche anterior había querido. Lo había intentado provocar… con éxito. No que lo supiera jamás.
Entró en la cocina, en donde el zumbido del motor del refrigerador le dio la bienvenida. Se sirvió la leche, la calentó en el microondas y vertió una cucharada y media de miel, que comenzó a derretirse dentro del vaso. El aroma de la bebida le recordaba a los peores y mejores momentos de su infancia. Cuando extrañaba a su madre y lloraba por las noches, y su padre le llevaba el vaso a la cama y resignaba su noche de sueño por leerle un libro para niños. Hacía rato ya que no se preparaba leche con miel, mucho menos que se lo preparara su padre. A veces olvidaba lo mucho que amaba a ese viejo bobo. Hizo la nota mental de hacer algo por él, algo lindo. Si bien Sebastian no era un muchacho frío, tampoco era el más afectuoso.
Tenía que replantearse su plan de acción, se dijo fregándose los ojos y llevándose el vaso a la boca. No sólo con Joy y con su padre, sino en general. Sus notas estaban bien, pero no estaba abocado a los estudios y era época de exámenes. De hecho, le quedaba uno la semana siguiente y, si bien sabía lo necesario para aprobar, necesitaba aprender mucho para mantener su promedio.
Mientras sentía la leche bajando cálidamente por su garganta, se apoyó contra la mesada y admiró la paz de la cocina a oscuras. Tenía que alejarse de Joy por un tiempo, para concentrarse en la universidad hasta el jueves, en el que tenía que rendir examen. Además, se sentía acelerado y no había forma de hacer las cosas bien de ese modo. Quería aprontar todo y eso lo hacía atropellarse, no pensar, actuar por impulso y lastimarla a Joy en el proceso.
Quizás si se quedaba en la casa de Ger hasta el miércoles… Y ya que estaba, podría aprovechar para lentamente dejarle en claro a Gerard que Joy no se tocaba. Tal vez si pensaba en ella desde lejos, podría entender qué le pasaba a él y organizar sus sentimientos y pensamientos.
Enjuagó el vaso, luego de dudar entre dejarlo sucio o no en la pileta de la cocina, y se encamino con el efecto placebo de la bebida resultando exitoso. Más relajado, se acurrucó bajo las sábanas —que se habían enfriado— y espero a que las frazadas se contagiaran el calor corporal.
Despertó temprano a la mañana siguiente, repleto de energía gracias a una nueva, aunque simple, resolución. La puerta de Joy seguía entreabierta y la de su padre y Mel cerrada. Entró al baño y encontró la ducha seca, al igual que los cepillos dentales. Todos dormían todavía. Se dio una ducha rápida, se aseó y se calzó sus vaqueros y una remera mangas largas que no tardó en arremangar dentro de la casa. Cinturón, borceguíes y listo, luego volvería por más ropa que ponerse encima. Las ventanas empañadas anunciaban que hacía todo menos calor afuera. En la cocina se sirvió un plato de cereales azucarados y les vertió leche.
![](https://img.wattpad.com/cover/1314044-288-k645095.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Pariente Legal
Teen FictionNecesitaba besarla de nuevo y lo haría, porque no había nada que pudiera impedírselo. Ni la sangre, ni un papel. ____________ Tiene errores miles, mil cosas que cambiar, pero amo esta novela, amo a mis personajes. Los quise y quiero, sufrí, reí y me...