-¿Es una cita?.

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Deje a David en la cama donde yo dormiría y después baje a la sala donde se encontraban los Haye y Clarisa. Ian me hizo un lugar a su lado en cuanto me vio así que me senté al lado de él y miré a Clarisa que no dejaba de mirarme.

-¿Quieres saber quién es tu padre?- habló Clarisa rompiendo el incómodo silencio.

La miré con el ceño fruncido, a estas alturas los únicos a los que considero mis padres son a los que me criaron desde pequeña. Clarisa soltó un suspiro y después sonrió.

-Tu padre era un tipo muy desagradable no sé ni siquiera porque me metí con él- habló mirando a la nada.

-Clarisa ya basta- habló Bárbara seriamente.

Ian pasó su brazo por mis hombros y me apegó a él, James se levantó de su lugar para sentarse a mi lado y tomar mi mano en señal de apoyo. Clarisa al ver esta acción sonrió de lado.

-Tu padre era un hombre muy apuesto en sus años de juventud- siguió hablando ignorando la advertencia de Bárbara- nos conocimos en la escuela, caí enamorada a sus pies en cuanto lo vi y bueno, él se aprovechó de eso- dijo mirándome fijamente, mordí mi labio inferior nerviosamente, no quiero escuchar esto- Me mintió y dijo que me amaba y bla bla ya sabes, típicas mentiras de hombres, en cuanto quedé embarazada de ti el me dejó y se fue lejos, al final mis padres me corrieron de la casa dejándome a mi suerte- hizo una pausa y froto su cara con sus manos, como si hablar de esto le doliera- en todo el tiempo que estuve embarazada de ti viví en la calle, apenas y podía alimentarme y cuando era momento de darte a luz- hizo otra pausa y me miró fijamente- unos desconocidos me llevaron al hospital- unas cuantas lagrimas comenzaban a caer por sus mejillas mientras a mí se me cristalizaban los ojos, mordí mi labio inferior pare evitar que estas lagrimas atoradas salieran pero fue en vano, comencé a llorar igual que Clarisa- yo estaba tan molesta contigo porque me desgraciaste la vida que no sabía lo que hacía cuando te tuve, nunca te sostuve en mis brazos, esas personas que me llevaron al hospital te adoptaron, ellos no podían tener hijos y te regalé sin pensarlo dos veces- terminó de hablar y se levantó del sofá en el que estaba sentada- solo quiero decir que no me arrepiento de haber hecho lo que hice- me sentí tan pequeña cuando me dijo eso, como si nunca me hubiera querido de verdad, ni siquiera sé porque me duele esto- porque ellos te dieron una vida llena de lujos, si te hubieras quedado conmigo, en ese entonces tú hubieras muerto de hambre.

Cerré mis ojos con fuerza y tape mi cara con mis manos, no sé qué decir o que hacer en este momento. Lo único que quiero es llorar y llorar hasta quedarme dormida, como si eso fuera a alejarme de todos mis problemas. Pero no lo haría, no en frente de Clarisa.

-¿Eso es todo?-pregunté sonando tan dura que hasta yo me sorprendí por unos instantes por mi carácter.

Clarisa asintió y salió de la casa sin decir alguna palabra. Bárbara y James fueron tras ella, supongo que tienen algunas preguntas que hacerle.

Me separé de Ian y caminé al cuarto de huéspedes, quiero tirarme en la cama y llorar, desahogarme y dormir hasta el día de mañana.

-Emma espera- habló Ian detrás de mí, no me detuve y seguí caminando-Emma necesitas hablar- me tomó del brazo y me giró para que lo mirara a la cara- yo te voy a apoyar y estaré contigo siempre- acarició mis mejillas con sus pulgares borrando el rastro de mis lagrimas, pero fue vano porque seguían saliendo más y más.

Seguimos el camino hasta el cuarto de huéspedes, revise que David estuviera dormido como cuando lo deje, Ian no cerró la puerta y se quedó apoyado en el marco de esta.

-¿Te vas a quedar aquí toda la noche?-pregunté sin mirarlo.

-¿Quieres que me vaya?-preguntó con tono dolido.

Siempre fuiste tú | 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora