—Todo va a estar bien, tranquila.— susurró James a mi oído.Asentí levemente y tragué saliva.
Los dos nos escapamos de casa de Bárbara sin que nadie nos viera o supiera a dónde íbamos, estamos en problemas lo sé, pero es por una muy buena razón.
Tengo varias semanas de no venir a la universidad y no creo poder volver pronto.
Así que estuve hablando con James y Bárbara, los tres coincidimos en que por el momento estudiar mi carrera no es buena opción, no hasta que esté acostumbrada a ser vampiresa.
Espero poder hacerlo pronto para poder terminar mis estudios.
Así que James y yo nos escapamos y decidimos venir, para hablar con el rector de la universidad y así anunciar mi retirada. Aunque bueno, el único que va a hablar es James, yo me quedaré fuera del edifico esperando.
—¿Es aquí?.—preguntó James mientras nos acercábamos a paso lento al gran edificio gris.
—Si, es aquí.— respondí.
James asintió.
—Cambio de planes.—anunció.
Lo miré sin entender.
—No puedo dejarte sola con mucha gente alrededor, si algo pasa y mis hermanos se enteran me matarían, así que vendrás conmigo.— explicó y exigió al mismo tiempo.
Rodé los ojos y asentí.
—Pero tú esperaras fuera de la oficina.
Asentí de nuevo.
Los dos entramos en el edificio y la secretaria nos indicó a donde dirigirnos, así que lo hicimos, subimos al último piso y mientras James entra a hablar con el rector, yo me quedo aquí afuera de la oficina esperándolo.
Espero y no tarde demasiado.
Una hora más tarde, aunque yo diría que fue una eternidad, James salió de la oficina sonriendo, me levante de mi lugar.
La sonrisa de James indica solo dos cosas, la numero uno es que todo salió bien, y la numero dos es que todo salió mal pero uso su compulsión en el rector para poder alcanzar nuestro objetivo. Yo sinceramente espero que sea la numero uno.
James tomó mi brazo sin decir nada y salimos de ahí.
—¿Qué sucedió?.—pregunté ya cuando estábamos fuera del edificio.
—Todo salió muy bien.—respondió.
—¿Qué te dijeron?, ¿de qué hablaron?, ¡cuéntame ya!.—pregunté desesperada.
La verdad es que no esperé una hora ahí afuera con el corazón casi saliéndome del pecho como para que James solo me diga "todo salió muy bien".
—Lo que sucedió fue que use mi compulsión para hacerle creer que eres mi hermana y le dije que por ahora tus estudios no pueden seguir pues tenemos problemas en casa, y bueno alguna que otra mentira y el rector no aceptó, así que me aburrí de mentir y usé mi compulsión.— explicó James.
Lo miré con los ojos bien abiertos, sabía que era la opción dos aunque yo prefería la uno.
—Eres un maldito mentiroso.—dije aún sin dejar de mirarlo.
James sonrió como si le hubiera dicho el mejor de los cumplidos.
Idiota.
Pero no sé qué haría sin ese idiota.