Me agarré el cabello en una coleta alta y me asomé por la ventana del cuarto de huéspedes. La caída de aquí a abajo seguro sería mortal, pero necesito salir sin que algún Haye se de cuenta, cosa estúpida ya que dos de ellos pueden leer mis pensamientos.-Emma, ¿puedo pasar?-escuche la voz de James al otro lado de la puerta.
-Si, pasa- dije alejándome de la ventana.
-Escucha- habló entrando al cuarto y cerrando la puerta tras de él- sé que no soy nadie para decirte que hacer o no con tu vida amorosa- se rascó la nunca nervioso- pero me gustaría decirte que Ian no te conviene.
Mordí mi labio inferior y lo miré con atención.
-¿Entonces?-pregunté después de varios segundos en silencio.
James me miró a los ojos por unos segundos y después negó con la cabeza.
-Solo- hizo una pausa- piensa bien las cosas Emma- dijo sonando muy serio.
Asentí levemente y él salió del cuarto sin decir algo más.
James tiene razón, no puedo caer tan fácil a los pies de Ian. Pero por ahora no quiero pensar en eso, ahora lo que necesito es ir a casa de mi padre y hablar, hablar de todo.
-Son las dos de la madrugada Emma, ¿a dónde vas?-preguntó Clarisa frente a mí.
Mierda.
¿Qué hace aquí?
-Solo miraba la noche- mentí, ella me miró con una mueca- ¿Qué haces aquí?-pregunté.
-Te espío-se encogió de hombros.
-Si algún Haye te ve..
-Cuento con que no dirás nada- me interrumpió.
-¿Por qué tan segura?-me crucé de brazos- bien puedo gritar o correr hacia algún Haye y decir que estás aquí.
-No lo harás, sé que quieres ir con tu padre y también sé que los Haye no te dejarán ir ahora, te ayudaré si quieres.
-¿Por qué?-pregunté-¿Por qué haces esto?.
-Porqué quiero ganarme tu cariño, Emma- sonrió de lado.
La miré mal.
-Nunca en mi vida, Clarisa- dije escuchándome más grosera de lo que pretendía, pero honestamente, no importa.
Se lo merece.
-¿Te ayudo?-preguntó cambiando de tema.
Dude unos segundos pero al final asentí.
-Bien, ¿a qué hora salen los Haye?-preguntó sentándose en la baranda de la pequeña terraza de la ventana.
Entrecerré los ojos un poco tratando de recordar la hora en la que salen a trabajar, bueno ellos no viven aquí para empezar, de la única que tendría que preocuparme sería por Bárbara, pero siempre que estoy aquí ellos se olvidan de sus hogares y se quedan en la misma casa que yo.
-A las 6:00 de la mañana salen al trabajo- respondí- pero no sé si Bárbara también sale.
-Bárbara no sería problema para mí- se encogió de hombros.
-Te recuerdo que los Haye tienen más de cuatrocientos años, tú solo tienes cuarenta y algo - la miré de pies a cabeza- no tendrías oportunidad.
-Creí que mi hija sería más optimista- habló con una mueca en el rostro.
-No soy tu hija- dije con fastidio- ¿A qué hora vendrás mañana a ayudarme?-pregunté.
-Antes de las...