-Lleven sus cupcakes a cinco a dólares- chillo Michele con una gran sonrisa.-¡De ninguna manera!-gritó Ana horrorizada.
Solté una carcajada al ver así de mal a Ana, Michele nos "pidió" y pongo comillas en pidió porque sinceramente nos ordenó, que teníamos que ir por toda la universidad vendiendo cupcakes en cinco dólares cada uno, Ian y James hicieron un muy buen trabajo haciendo estos pastelillos ya que saben extremadamente deliciosos.
-De ninguna manera iré a perder mi dignidad por cinco dólares, prefiero comérmelos yo misma- habló Ana aún con horror.
-Puedes hacer eso pero tienes que pagar por cada uno que te comas y además engordarías horrores- habló Michele con una mueca- ahora, también podemos venderles a los maestros, a los conserjes, ¡a todos!- sonrió mostrando todos sus dientes y se fue dejándonos a todas con una bandeja llena de pastelillos.
¿Por qué no los vende ella también?
Ahora que lo pienso, ella nunca hace nada, ella lo único que hace es ordenar y ordenar, no hace más.
Todas salimos y comenzamos a caminar por todo el lugar buscando a quien venderle, es sencillo y divertido para ser honesta.
-Creí que eras millonaria, ¿por qué vendes pastelillos?-preguntó Clarisa llegando a mí lado.
-¿Qué haces aquí?-pregunté de mala gana.
-Ya te dije que quiero ver por ti de ahora en adelante, ya no tengo problemas económicos y vivo muy bien para ser honesta- tomó un pastelillo rosado y me entrego diez dólares- quédate con el cambio, esto está muy bueno- dijo mientras comía del cupcake.
Asentí en modo de agradecimiento y seguí caminando por el campus.
-Puedo ayudarte si necesitas dinero- dijo después de varios minutos.
-No necesito dinero- respondí sin mirarla.
-¿Entonces?-preguntó.
-Es para la caridad- respondí, ni siquiera sé porque le respondo pero no es como si tuviera a alguien más con quien hablar.
-Te daré dinero- dijo sin problemas.
La miré mal por uno segundos.
-No gracias- dije y seguí haciendo lo mío.
A este ritmo pronto acabaré con los pastelillos que me tocó vender.
A lo lejos vi a Richard con Michele que al verme sonrió y la dejo a un lado para venir hacia mí.
-Uno por cinco dólares - dije con una sonrisa.
Richard hizo una mueca.
-Odio el dulce- se encogió de hombros- ¿Quién es ella?-preguntó cuando vio a Clarisa atrás de mi.
-ella- me giré para ver mejor a Clarisa que miraba seriamente a Richard- es...
-Su amiga- respondió interrumpiéndome- Soy nueva- sonrió.
La miré con los ojos bien abiertos por unos segundos, ¿qué le pasa?, ¿por qué dijo eso?.
-Mucho gusto entonces, soy Richard- se presentó con una sonrisa.
-Carla- respondió Clarisa con una sonrisa.
-Bueno Emma te dejo- habló Richard después de unos segundos de incómodo silencio- nos vemos, gusto en conocerte Carla.
Clarisa asintió y Richard se fue dejándonos a solas.
-¿Por qué?-pregunté molesta.
¿Por qué le mintió a Richard?