-Ana, tú estarás en el puesto de juegos junto con Melanie y Amaya- habló Michele mientras leía su tabla rosada en donde anotaba todos y cada uno de los proyectos o cosas que haríamos para ganar este concurso.-Genial- murmuró Ana con una mueca.
Sonreí levemente y negué con la cabeza, Ana odia esta idea con todo su ser porque tendrá que vestirse de payaso.
Al menos yo me salvé de vestirme como payaso.
-Tú Emma, estarás en el puesto de besos- me señaló Michele con su pluma dorada.
-Esta bien- dije sin ponerle atención.
Wow.
Espera.
-¿Qué?-pregunté- ¿Por qué yo?-me crucé brazos indignada.
-Porque aparte de mí y de Ana eres la única soltera, además yo quiero conquistar a Richard y si me pongo ese lugar me veré muy vulgar, y bueno- hizo una pasa un poco larga- Ana no es muy femenina, lo siento.
-Esto es estúpido- dije en voz alta.
-¿Disculpa?-habló Michele indignada- tú diste esta idea- se cruzó de brazos al igual que yo.
-Si pero no quiero este puesto- rodé los ojos.
-No interesa tu opinión- Michele dejó de mirarme y siguió diciendo los puestos de las demás.
••••
Tomé el labial rosado que me presto Melanie, una chica de la fraternidad y me puse un poco, hoy es el día en que haríamos la "feria" y por órdenes de Michele tengo que una usar un labial muy rosado.
Odio esto.
Richard se volvió loco cuando se enteró de esto pero al igual que yo, no pudo hacer nada para cambiar la opinión de Michele, Lo peor de todo esto es que los hermanos Haye vendrán hoy a "apoyarnos", les comenté lo del concurso y los tres decidieron ayudarnos económicamente para así ganarme las dos semanas libres e irme con ellos a Virginia, lo que no saben es que yo estaré besuqueándome con toda la universidad.
-Necesitas más labial- habló Michele entrando al baño.
Rodé los ojos y me coloqué un poco más de labial, después salí al patio de nuestra fraternidad y me coloqué en mi puesto.
La fila no tardó en hacerse, un montón de chicos hacían fila para besarme y eso que aún no pongo el pequeño letrero que dice "abierto", lo único bueno de esto es que cobramos diez dólares por beso, pero mi dignidad no lo vale.
Mátenme ya.
A lo lejos vi a Richard caminando hacia mí sin importar la larga fila de hombres desesperados.
-No, no me gusta esto- me dijo poniéndose atrás de mi.
Muchos chicos al verlo parado ahí se salieron de la fila y otros simplemente lo ignoraron.
-Si Michele te ve aquí le dará un infarto- dije y tomé el letrero de "abierto" .
-Disculpa podrías apurarte a poner ese letrero y besarme- ordenó el primero chico de forma muy grosera.
-Te doy veinte dólares si te largas de aquí- habló Richard escuchándose muy molesto, hasta yo me sorprendí por su tono de voz.