POV BÁRBARALlegue a casa justo cuando Emma y James venían llegando así que los detuve, tengo una gran noticia que darles pero quiero que Ian también esté presente en ese momento.
—Hola.—salude cuando llegue a su lado.
James y Emma solo asintieron el modo de saludo y después entraron a mi casa en silencio.
Rodé los ojos.
¿Ahora qué mierda hizo Ian?
Tomé mi celular y marqué a la oficina de Ian.
—Hoteles Hills, ¿en qué puedo ayudarle?.— respondió la secretaria de Ian.
—Soy Bárbara, pásame a Ian por favor.—pedí.
—Enseguida señorita.
Pasaron unos cuantos segundos, unos que parecieron una eternidad, ya quiero saber la razón por la que Emma y James están así.
—¿Qué necesitas Bárbara?— preguntó Ian con tono despreocupado.
—¿Ahora qué le hiciste a Emma, estúpido?—pregunte sin más rodeos.
—Yo, no hice nada, ¿Por qué?, ¿Mi chica está bien?—preguntó alarmado.
Solté un suspiro.
—Olvídalo, seguro lo imaginé.—dije y colgué antes de que me interrogara.
Si Ian no hizo nada, ¿entonces qué pasó?.
Entré con paso decidido a mi casa para preguntarle a la morena que rayos le sucede.
Acaban de terminar con mi buen y excelente humor.
Gracias Emma.
Gracias Ian.
—Oigan—dije parándome frente a la tv interrumpiendo lo que sea que estaban viendo, los dos me miraron— ¿Por qué están serios? —pregunte.
—¿Estamos serios?—preguntó Emma con el ceño fruncido.
Asentí.
—No lo había notado, lo siento.—dijo.
—Yo no.—habló James sonriendo.
Rodé los ojos.
—Muy gracioso James.—dije y me senté entre los dos.
—¿Te molesta si nos vas a preparar algunas palomitas, James?—pregunte.
Él negó con la cabeza y se levantó del sofá.
Necesito tiempo a solas para darle un adelanto de la gran noticia a Emma.—Oye, tenemos que hablar.—dije mirando a la chica de mi lado.
Emma me miró.
—¿Estás embarazada?—preguntó preocupada.
Fruncí el ceño.
—No— respondí— ¿Tú lo estás?—pregunte.
—Si.—respondió haciendo una mueca.
Abrí mis ojos como plato y me levanté del sofá.
—¿Qué?—pregunte casi gritando.
—Shh— me susurró Emma— nadie sabe y no quiero que nadie se entere.
—Estas jodiendome, ¿verdad?—pregunte exaltada.
¿Cómo es posible que Ian tuviera un descuido como este?
Oh por..
—Bárbara no hay palomitas.—habló James entrando a la sala.
Me giré para verlo mejor y rodé los ojos, tenemos peores problemas y él preguntando por palomitas.