- ¿Estaba bueno?.

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Richard abrió la puerta de la cafetería por mí y dejó que entrara primero, como todo un caballero, pero no me sorprende pues Ian hace siempre lo mismo por mí.

Ian.

¿Qué será ese "asunto" que tienen que arreglar?

—Deja de pensar por un momento en los Haye y ponme atención a mi, por favor Emma— pidió Richard mientras nos sentábamos en una de las mesas del fondo.

Pronto la camarera se nos acercó con una sonrisa.

—Buenas tardes, ¿Qué van a ordenar?— preguntó mientras sacaba su pequeña libreta y una pluma donde anotaría el pedido.

Richard me miró, supongo que quiere que pida primero.

No vengo para tomar té y galletitas y pasar el rato con el tipo que quiere asesinar a mi familia, si, porque los Haye son como familia para mí.

Sin embargo, tengo hambre y no quiero sacar mi lado vampirico en este lugar así que me limito a sonreír y pedir un café helado con un pastelillo, Richard solo pidió un café caliente.  La camarera se fue con nuestro pedido anotado.

—Quiero que pongas mucha atención Emma—pidió tomando mis manos entre las suyas.

Mordí disimuladamente mi labio inferior algo incomoda y me solté de su agarre, él solo hizo una mueca y se volvió a poner serio.

—¿Cómo has estado?—preguntó.

Lo miré y levanté la ceja, no estoy aquí para socializar.

—Me pediste que hablara contigo, no sé de qué quieres hablar pero no tengo que socializar o volver a simpatizar contigo Richard—dije seriamente.

Él se mostró arrepentido y muy dolido, pero no me importó, nunca le voy a perdonar el que me haya convertido en esto por su culpa.

—Solo quería saber cómo has llevado toda la situación en este tiempo, discúlpame si te molesta mi preocupación— espetó.

No me inmute.

Pero me sentí mal conmigo misma por ser así.

—Bien—dije y suavice la mirada— estoy aprendiendo a controlarme y hasta ahora todo va bien, claro que siempre tengo que estar comiendo algo para quitarme las ansias— conté, Richard sonrió levemente.

—Lamento que tengas que pasar por esto preciosa, mi intención era mantenerte fuera de todo esto.

Asentí levemente.

La camarera llegó con nuestros pedidos en una bandeja y después los dejo en la mesa, los dos le agradecimos y después se fue.

—¿Qué tenías que contarme?—pregunte después de darle un mordisco a mi pastelillo.

La mirada de Richard se endureció por unos momentos y después soltó un suspiro.

—Tengo que contarte el motivo de mi odio hacia los Haye— dijo.

Asentí con la cabeza, por unos momentos se me vino a la mente la vez en que Flora me dijo que los Haye tenían muchos enemigos y que anduviera con cuidado.

—Hace años— comienza a decir y hace una pausa— muchísimos años, este lugar era reinado por los Haye, yo nací vampiro y en ese entonces era como ser el diablo en persona, todavía lo es pero ahora todos piensan que somos lago ficticio, bueno en fin, en ese entonces era penado ser vampiro aunque no fuera tu culpa serlo, nosotros en ese tiempo éramos los más pobres y miserables de todo el lugar—hizo una pausa y me miró directamente a los ojos, me sentí incomoda en ese momento pero no le tomé importancia— yo vivía con mi padre y tenía una novia a la cual amaba muchísimo, mi padre hizo un trato con James, no sabía en el problema que se había metido el príncipe, todos odiábamos a los reyes y para fastidiarlos nos la pasábamos asesinado a pueblerinos por gusto, ellos estaban como locos porque no sabían qué hacer y nunca nos pudieron detener—hizo otra pausa, aproveche para desviar la mirada un poco— yo estaba trabajando, cuando mi novia vino corriendo avisándome que se habían llevado a mi padre, enseguida corrí hacia dónde me dijeron que estaba en compañía de mi novia —noté como su mandíbula se apretaba y sus nudillos de ponían blancos por la fuerza que ejercían sus puños— vi como los reyes asesinaban a mi padre y no hice nada para evitarlo, corrí para gritar  pero los reyes y sus súbditos nos acorralaron a mí y mi chica, ella se sacrificó por salvarme y desde ese día juré vengarme de ellos—se tranquilizó un poco y volvió a mirarme— pero eso no tiene nada que ver contigo porque te amo Emma, lo que sucedió con Jane fue cosa de ella, no mía, te lo juro.

Siempre fuiste tú | 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora