1880
—¡Mi hijo está encerrado en esa torre! ¡Debemos de liberarlo a como de lugar!.
—No podemos liberarlo, Marcus— hablo Susan con melancolía— el hechizo que hizo la bruja fue muy claro, decía que solo Jane o alguna de sus descendientes podía liberarlo.
Marcus aventó la botella de ron a la pared rompiéndola en mil pedazos.
él padre de los Haye junto con su esposa se torturaban día con día al saber que su hijo mayor estaba encerrado en su antiguo castillo, no sabían con exactitud si aún seguía con vida o si se secó completamente por la falta de sangre en su sistema, la única esperanza de la madre de los Haye era que apareciera alguna descendiente de Jane, cosa imposible porque según ella, Jane nunca tuvo hijos, aún así una madre nunca pierde la esperanza.—Busquemos a una bruja, Susan.— pidió Marcus con desesperación.
—Imposible, el hechizo no se puede romper con nada, todo tiene que seguirse al pie de la letra.
—¡¿Y cómo piensas liberar a nuestro hijo si Jane nunca tuvo hijos?!— exclamo Marcus.
Susan comenzó a llorar, siempre lo hacía cuando recordaba a su hijo, eso últimamente estaba colmándole la paciencia a Marcus.
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Hoy
POV EMMA
Desperté a eso de las ocho de la mañana, era obvio que Ian no estaba aquí a estas horas, normalmente se iba a las siete o seis; me tomé mi tiempo para darme una ducha, cuando salí me puse algo cómodo pues hoy no tenía planes para salir, seguramente vendrían Jack y Clara a pasar el día conmigo.
Baje a la cocina y comencé a ver que ingredientes me hacen falta para hacer la comida más tarde, como mis hermanos vendrán les haré algo más que solo un sándwich y un jugo, tal vez nuggets, ellos aman los nuggets, el problema es que aquí no hay así que tendré que ir a comprar.
—¿Qué haces?—preguntó Bárbara.
—¿No sabes qué hay timbre?—pregunte cruzándome de brazos.
Bárbara rodó los ojos.
—Busco qué hay de comer aquí para darle a mis hermanos— le explique mientras seguía buscando algo útil.
—¿Van a venir?—preguntó con cierta emoción.
Asentí con la cabeza mientras regresaba una caja de macarrones a su lugar, ellos odian los macarrones.
—¿Necesitas ayuda?—preguntó.
Volví a asentir con la cabeza.
—Si, tengo que ir a comprar nuggets o algo y los enanos de seguro no tardan en llegar.
El timbre sonó y antes de que le pidiera a Bárbara que fuera abrir ella ya lo había hecho, a los segundos se escucharon las voces de Clara y Jack, llegaron más temprano de lo que esperaba.
—¡Hola Emma!— saludaron los dos en cuanto me vieron, no dude en ir a darles un abrazo y un beso.
—Hola enanos— salude— ¿ya desayunaron?.
Los dos negaron con la cabeza y se sentaron en la mesa.
Bien, al menos con el desayuno no tenía problemas, ya que mis hermanos y yo tenemos casi los mismos gustos aquí había muchos tipos de cereales que seguro les encantarían.